Así ‘flota’ la filial de Navantia en Arabia Saudí: ganancias de 10 millones en un año
Según las últimas cuentas de los astilleros públicos, Sami Navantia Naval Industries arrojó unos beneficios de 10 millones el pasado año. El grupo, de forma consolidada, encadena 14 años en números rojos
Navantia lleva 14 años abonada al rojo. Desde 2007, el grupo de astilleros públicos no registra beneficios. Entonces, fueron 159.000 euros de ganancias; hoy, las pérdidas se elevan sobre los 93 millones de euros, 82,47 millones de forma consolidada, si se tienen en cuenta la aportación de sus filiales (Navantia Australia y Saes Capital) así como sus participadas. Destaca el caso de su joint venture con el régimen saudí, Sami Navantia Naval Industries, que el pasado año arrojó un beneficio de casi 11 millones de euros. El año de la pandemia las ganancias fueron de 3,6 millones.
Así lo especifican las cuentas anuales del grupo, recientemente publicadas. Las mismas evidencian que, por el momento, es su participada con mejores resultados. La filial australiana, de la que posee el 100% del capital, obtuvo unos beneficios de 3,9 millones de euros en 2021, mientras que la sociedad cartera Saes Capital, domiciliada en Madrid, registró un negativo de 7.000 euros (le aportó, no obstante, 562.000 euros de ingresos financieros el pasado año por dividendos). Su participada chilena (Sociber, de la que posee un 50% y que se dedica a reparaciones navales) registró unos discretos beneficios de 77.000 euros al cambio, mientras que Inmize, de la que retiene un 20% y que se dedica a la promoción, comercialización y venta de misiles, se apuntó unas pérdidas de 1.000 euros.
Una sociedad que nació a la par de las corbetas
La no exenta de polémica aventura saudí de Navantia arrancó públicamente en 2018. Fue entonces cuanto el grupo de astilleros estatales y la Saudi Military Industries Company (SAMI) anunciaron el lanzamiento de una empresa conjunta bajo el nombre de SAMI Navantia Naval Industries. Su nacimiento se produjo en paralelo al acuerdo firmado para diseñar y construir cinco corbetas para la marina saudí que resultaron una inyección económica y de carga de trabajo para los astilleros andaluces: el contrato se valoró en unos 1.900 millones de euros y se indicó que generaría carga de trabajo para 6.000 empleados de la compañía pública y de la industria auxiliar.
La participación de la compañía dependiente de la SEPI en esta joint venture es de un 49%. La empresa conjunta nació con el objetivo de ser la “suministradora e integradora de los sistemas de combate para los futuros contratos de programas navales en Arabia Saudí”.
Los fichajes de la SAMI
La relación entre Navantia y el régimen saudí va más allá de esta sociedad o del contrato de las corbetas e implica también a altos cargos que dieron el salto de los astilleros españoles a los negocios en Oriente Medio. En 2019, un año después del nacimiento de la joint venture, el grupo de capital público SAMI decidió crear una vicepresidencia de sistemas navales que fue a parar a manos del mugardés Esteban García Vilasánchez, quien ascendió a la presidencia de la dueña de los astilleros de Ferrolterra en 2017, en un mandato que tan solo duró 15 meses. Accedió al cargo con el Gobierno de Mariano Rajoy y salió a las pocas semanas de la investidura de Pedro Sánchez, que lo sustituyó por Susana de Sarriá. Fue precisamente durante su corto periplo en la cúpula de Navantia cuando el grupo se adjudicó la construcción de las corbetas.
No fue el único movimiento en ese sentido: en septiembre del año pasado, Gonzalo Mateo-Guerrero, director de Operaciones y Negocios, abandonó Navantia para incorporarse a SAMI como COO (Chief Operating Officer).
En el informe de gestión que acompaña a su balance de 2021, Navantia destaca el buen ritmo de ejecución del contrato de las corbetas. «Desde la entrada en vigor, en noviembre de 2018, del programa de construcción de cinco corbetas para la Marina saudí, se mantiene los plazos previstos y se están cumpliendo los hitos y la planificación contractual del programa. Tanto los progresos realizados en la construcción de las corbetas como en diferentes servicios asociados al programa están alianeados con la planificación prevista», explica. «La buena
marcha del contrato y la necesidad de nuevas unidades por parte del cliente podrían dar lugar a una próxima ampliación de contrato«, destaca.
Actividad comercial en Oriente Medio
Con respecto a su participada, indica: «Navantia ha estado impulsando su actividad comercial en el mercado de Oriente Medio a través de la joint venture SAMI Navantia para la captura de oportunidades de construcción de buques, de sistemas y modernizaciones».
También expone que «se está finalizando la constitución de una filial de Navantia en Arabia para el desarrollo de proyectos de localización con empresas saudíes en apoyo del Plan Visión 2030 del país». De hecho, la constitución de esta sociedad fue aprobada por el Consejo de Ministros en abril del pasado año. Tendrá un capital social de 3,4 millones y, en este caso, sí estará participada al 100% por el grupo naval español.