Así crecen los poderes empresariales de Marta Ortega: de una hípica a las sociedades de control de Inditex

La nueva presidenta no ejecutiva de Inditex comenzó a escalar puestos en el grupo empresarial familiar con Inversiones Menlle y Grilse, sociedad ya desaparecida que aglutinaba activos inmobiliarios, entre ellos el gigantesco centro hípico de los Ortega en Arteixo

Marta Ortega inaugura en A Coruña la primera exposición de la obra de Peter Lindbergh en España. EFE/Cabalar

Marta Ortega inaugura en A Coruña la primera exposición de la obra de Peter Lindbergh en España. EFE/Cabalar

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La sucesión de Amancio Ortega se acelera. El próximo viernes, 1 de abril, Marta Ortega, hija del fundador de Inditex y de Flora Pérez Marcote, asumirá la presidencia no ejecutiva del gigante textil. Sin embargo, este movimiento –que viene acompañado de la salida de Pablo Isla del grupo y del ascenso de Óscar García Maceiras como CEO y nuevo hombre de confianza de la familia– solo es una pata de ese proceso. La nueva ejecutiva también gana presencia en el holding de la primera fortuna de España, Pontegadea, a través del que controla su 60% en la cotizada y sus inversiones en compañías energéticas, de Red Eléctrica a Enagás, y en el ladrillo, con una cartera que en 2020 estaba valorada en unos 14.000 millones.

El pasado viernes, el Registro Mercantil de A Coruña reveló el ascenso de Ortega Pérez, que se coloca como consejera de Pontegadea Inversiones, la cabecera de su holding y con la que retiene el 50% del capital de Inditex, y Pontegadea GB 2020, una sociedad escindida que se creó, en su momento, para aglutinar los activos del empresario en Gran Bretaña y aislar los hipotéticos riesgos que pudieran derivarse del brexit.

Fuentes cercanas al grupo explican este ascenso como un “movimiento natural”. Del mismo modo que Marta ha ganado peso en Inditex también lo hace en la patrimonial que heredará. Pero, al igual que, aunque sin responsabilidad en su cúpula, Marta Ortega llevaba 15 años ligada al grupo textil, también hace ya tiempo que tiene presencia en filiales del holding del hombre más rico de España, al que Forbes estima una fortuna de unos 65.000 millones de euros. Es decir, aunque el proceso sucesorio se ha acelerado en los últimos meses, Ortega Pérez no desembarca como una novel, ni en Inditex ni en Pontegadea.

Presencia desde los 2000

Según los datos del Registro Mercantil, en 2005, cuando contaba con 21 años, ya figuraba como consejera de la sociedad inmobiliaria Caroada. La misma se disolvió tres años después para ser absorbida por otra filial de la misma naturaleza, Inversiones Menlle, en donde la hija de Amancio Ortega también ocupaba un puesto de consejera. Esa sociedad estaba presidida por su madre, Flora Pérez, mientras que el histórico José Arnau, actual vicepresidente de Pontegadea, ocupaba el cargo de consejero.

En 2013 esta sociedad, a su vez, fue absorbida por Grilse, filial que aglutinaba parte de los activos inmobiliarios de Ortega y que, en otros, tenía bajo su paraguas el gigantesco centro hípico que la familia tiene en Larín (Arteixo), Casas Novas. Un espacio deportivo de primer nivel que habitualmente (exceptuando la pandemia) acoge dos competiciones internacionales de saltos, una en invierno y otra en verano.

Grilse y la hípica de la familia Ortega

Esta sociedad tenía a Flora Pérez Marcote como presidenta y, de nuevo, a su hija Marta como consejera. La citada entidad acumuló beneficios hasta 2020. Entonces, el grupo acometió una serie de cambios societarios para simplificar su estructura. Grilse fue adquirida por Pontegadea España, a su vez, dependiente de Pontegadea Inmobiliaria, el vehículo que aglutina la inmensa cartera de Ortega Gaona, caracterizada por la tenencia de grandes edificios, en su mayoría de oficinas, en zonas prime de todo el globo y con grandes clientes, desde Amazon a Facebook (algo, de hecho, que fue un seguro a todo riesgo en plena pandemia a la hora de mantener sus ingresos por arrendamientos).

A cierre de 2019, los activos de Grilse rozaban los 300 millones de euros según su balance de resultados. La principal actividad de la sociedad consistía, según sus administradores, en la adquisición de bienes inmuebles para arrendamiento, “básicamente locales comerciales en territorio nacional”, aunque indicaba que, “adicionalmente, la sociedad es propietaria y explota una instalación deportiva también en territorio nacional”. Aquel ejercicio lo finalizó con un beneficio de 11 millones de euros, frente a los 7 millones de 2018.

Marta Ortega, compitiendo en Casas Novas

Reorganización en plena pandemia

Además de este movimiento, el 2020, año de la pandemia, Pontegadea Inversiones absorbió la filial Pontegadea 2015, donde estaba la participación en Telxius y, como antes se apuntó, se constituyó, a partir de una escisión del Pontegadea Inmobiliaria, Pontegadea GB 2020, sociedad en la que ahora desembarca Marta como consejera.

Hubo otro movimiento más: los de Ortega traspasaron el 9,28% de Inditex que retenían a través de Partler 2006 a la sociedad de nueva creación Partler Participaciones. Este vehículo aglutina también la participación del grupo familiar en Enagás: un 5% del capital del gestor gasero que adquirió a finales de 2019 por algo más de 280 millones de euros.

Marta Ortega estaba presente en el consejo de Partler 2006 y también lo está en Partler Participaciones, donde ocupa, según los datos del registro, una vicepresidencia.

De esta forma, con los últimos nombramientos anunciados, Marta Ortega, flamente nueva presidenta no ejecutiva de Inditex, pasa a tener presencia en las tres sociedades principales del grupo familiar: Pontegadea Inversiones, de donde cuelga la actividad inmobiliaria y el 50% del capital de Inditex; Partler Participaciones, que retiene el 9% de las acciones de la matriz de Zara, y Pontegadea GB 2020, que aglutina los activos en Reino Unido.

El sueldo de Ortega Pérez

Como presidenta no ejecutiva de Inditex, Marta Ortega tendrá un sueldo anual de un millón de euros: 900.000 por su cargo y otros 100.000 por pertenencia al consejo de la primera textil del mundo por capitalización. En su último informe de remuneraciones, la multinacional argumentaba esta retribución, entre otras cuestiones, “por el valor intrínseco de la persona que ocupa el cargo, por su conocimiento del negocio del retail en el sector de la moda y en el grupo, donde ha desarrollado distintos roles y funciones y su importancia desde una perspectiva institucional”.

Es de esperar, aunque de momento es una incógnita, que también sea remunerada por su ascenso en la family office. Indica la memoria de Pontegadea Inversiones relativa al ejercicio 2020 que “la remuneración media de los miembros del consejo de administración asciende a 1,8 millones de euros (1,7 en 2019)”.

Royal Bank Plaza, en Toronto, una de las últimas adquisiciones de Pontegadea

Una mejora de resultados asegurada

Como grupo, Pontegadea cerró el ejercicio 2020 (últimos datos disponibles) con un beneficio neto de 666 millones de euros, lo que supone una caída del 62% respecto a la prepandemia. Fue el primer retroceso de su historia. La firma, que se constituyó en 2001, logró este resultado en un año marcado por la pandemia del Covid-19 tras contabilizar 60 millones de euros en donaciones a la Fundación Amancio Ortega.

Aún habrá que esperar unos meses para que se hagan públicos los resultados de Pontegadea correspondientes al ejercicio 2021. En cualquier caso, no hay duda de que mejorarán. Principalmente, porque en 2020 los ingresos procedentes de dividendos de sociedades participadas pasaron de 1.640 millones de euros a 669 millones. El importante retroceso se debió al hachazo que Inditex asestó al dividendo extraordinario repartido entre sus socios en la pandemia.

Pontegadea recibió 646 millones de euros del gigante textil, casi 1.000 millones menos que en 2019. El pasado 2021, habría atesorado, en base a las acciones de Amancio Ortega, unos 1.293 millones.

También, tras el parón de la pandemia, retomó las compras de relumbrón. Un edificio de oficinas en Londres, en el 21 de la plaza St. James por unos 220 millones. A principios de año también saltó la noticia de la adquisición de un complejo de dos rascacielos en Toronto, en Canadá, que, según Bloomber, se habría cerrado por unos 800 millones de euros.

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