ArcelorMittal retrata la ‘tormenta perfecta’ que golpea el mercado europeo del acero
La compañía anuncia que parará a finales de mes su Horno Alto A en Asturias tras detener también la planta de Sestao
ArcelorMittal tiene palabras y hechos para alertar sobre la difícil situación que atraviesa el mercado europeo del acero. La compañía ha anunciado este jueves que parará a finales de mes su Horno Alto A en Asturias de manera temporal para «proteger la rentabilidad y sostenibilidad de sus operaciones» ante la debilidad de la demanda del acero que produce y las previsiones al respecto para los próximos meses.
Previsiblemente, la decisión del paro temporal del horno tendrá consecuencias en otros departamentos de la compañía en un momento en el que la plantilla no cuenta con un ERTE en vigor con el que poder asumir una posible regulación del personal.
Esta medida se suma a la decisión de mantener parada la planta de Sestao (ACB) tras la vuelta de las vacaciones de verano, lo que justificó por las «condiciones adversas de mercado». En el último año, la factoría de Sestao ha tenido que aplicar un ERTE y estuvo parada durante meses, desde el 7 de diciembre hasta el pasado marzo. El frenazo a la producción en Asturias ha servido para que ArcelorMittal detalle las «condiciones adversas» que están ahogando su actividad.
Importaciones extracomunitarias masivas
A través de un comunicado, la empresa ha argumentado este jueves que el mercado europeo del acero está afectado por el gran volumen de importaciones extracomunitarias. Esos productores no se ven afectados por los crecientes costes derivados del sistema europeo de asignación de derechos de emisión de CO2, lo que impacta en la posición competitiva de los fabricantes europeos, argumenta la empresa.
Añade que toma esta decisión en un momento de incertidumbre económica en el que la confianza de los consumidores de acero ha disminuido, añade la compañía. Aunque asegura que asume plenamente su responsabilidad en la descarbonización de la industria siderúrgica y su compromiso de cumplir los objetivos del Acuerdo de París, advierte que reducir las emisiones de carbono es un desafío a escala global «y, por tanto, requerirá una solución global«.
Al respecto, aboga por un mecanismo de ajuste en frontera vinculado al carbono de forma que «cada región, cada país» contribuya de manera «equitativa» para que se pueda lograr «la transición hacia un mundo con bajos niveles de emisiones de carbono».