Amper a sus accionistas: o ponéis 25 millones o vamos a la quiebra
Antes de ampliar capital, los acreedores deben aceptar canjear 105 de los 120 millones de la deuda en España por acciones valoradas en 9,25 millones
Amper, la empresa tecnológica que el empresario valenciano Enrique Bañuelos dejó en la estacada hace un año ante la imposibilidad de hacer negocio en ella tras volver de su periplo brasileño, ha entrado en el último capítulo para deslindar definitivamente su futuro.
En un mes se conocerá su desenlace. Si entra definitivamente en concurso de acreedores o si, como ahora pretenden sus gestores –con Jaime Espinosa de los Monteros, a la cabeza–, sus accionistas acceden a poner más dinero en base al nuevo plan de reestructuración planteado, tras reconocer que el de mayo de 2014 no ha podido llevarse a cabo.
Inversores no tragaron
A la vista de lo que el consejo de la compañía ha propuesto a la junta de accionistas –a celebrar el próximo 15 marzo–, Amper confirma lo ya sabido, que aquel plan ha resultado inviable ante la negativa de los distintos inversores interesados a poner el dinero planteado. Slon Capital, primero, y Sherpa Capital, después, decidieron que esos 15 millones de euros que debían desembolsar resultaban excesivos.
Ahora, la empresa tecnológica pide el dinero directamente a los accionistas como la última desesperada vía para salvar la empresa. Que aporten 25 millones de euros mediante la suscripción de hasta 500.331.765 nuevas acciones ordinarias por un valor nominal de cinco céntimos cada una.
Canje difícil de asumir
Una ampliación de capital que solo se pondría en marcha si los bancos acreedores aceptan convertir 105 de los 120 millones que adeuda el grupo Amper en España en 185 millones de acciones con un valor nominal de 5 céntimos por acción (o sea, 9,25 millones), quedando como préstamos garantizados los 15 millones de restantes. Se trata, pues, que las entidades financieras reconozcan, con esta conversión, una reducción de la deuda en España de 95,75 millones de euros.
Solo en el caso de que la banca acepte el canje de acciones, se iría a la ampliación de capital propuesta. Ampliación que, para llevarse a cabo, requerirá que los accionistas actuales de Amper suscriban un mínimo de 16 de los 20 millones previstos en el periodo de suscripción preferente. O sea 320 millones de acciones. Cada accionista podrá suscribir 23 acciones nuevas a 5 céntimos por cada dos antiguas.
Concurso casi inevitable
De esta manera, la próxima junta general de accionistas, convocada para el próximo 15 de marzo, se convierte en la nueva fecha clave en el futuro Amper. «El rechazo del Plan de Restructuración obligaría al Grupo Amper a solicitar el concurso voluntario de acreedores, en base al artículo 5 de la Ley 22/2003, Concursal, al hallarse en situación de insolvencia actualmente», se apunta en la convocatoria de la referida junta.
Si los bancos aceptan el canje y la ampliación de capital sale adelante, la nueva Amper reduciría en casi 96 millones sus deuda en España, lograría una entrada en caja de 25 millones y el patrimonio neto pasaría de estar en unos 70 millones negativos a quedarse en positivo con casi 50.
Reparto de nuevas acciones
En esa ampliación, la quinta parte de las nuevas acciones (más de 101 millones de títulos) deberían ser suscritas por el propio presidente de Amper, Jaime Espinosa de los Monteros, por el 20,26% del capital que ostenta, con un desembolso de más de 5 millones de euros. Caixabank y la Fundación La Caixa, que suman casi el 8% del capital, deberían suscribir casi 40 millones de acciones por unos 2 millones de euros.
A partir de ahí, accionistas como Telefónica, el fondo sueco Tvikap, la sociedad de inversiones Liquidambar (sociedad de inversión propiedad de varias cajas), la Ezentis de Manuel García-Durán o hasta la propia Veremonte (la sociedad a través de la que Enrique Bañuelos encauza sus negocios), mantienen en Amper participaciones de entre el 2,4% y el 2,9%. Lo que les obligaría a suscribir entre 11 y 14 millones de acciones con desembolsos de entre 600.000 y 732.000 euros.
Bañuelos, atento a los acontecimientos
Como siempre, cada vez que se habla de dinero en Amper, la sombra de Enrique Bañuelos –su antiguo máximo accionista– aparece. Ya que se fue, pero no del todo. Además de mantener casi el 2,38% del capital de la tecnológica, ha estado detrás de todos los inversores que en el último año han mostrado interés por inyectar capital.
Al final, ninguno desembolsó ni un euro y el saguntino se quedó sin recuperar los 15 millones aportados durante su paso por la empresa. Una operación en la que Bañuelos, a través de Veremonte, transmitió a Emilanteos –la sociedad controlada por Jaime Espinosa– 8,82 millones de acciones de la tecnológica (el 20% del capital), los que deberían haber comprado esos inversores y permitido cobrar a Bañuelos.
Pero nada salió como Bañuelos había previsto. Ahora, con el nuevo esquema planteado, las cosas cambian sobremanera. Si sale adelante la operación, con el canje de deuda y la ampliación de capital, el empresario valenciano recuperará parte de esos 15 millones. Si no, la entrada en concurso de Amper haría que los perdiera casi en su totalidad si finalmente la empresa fuera a liquidación.