Amancio López pidió auxilio a la banca para salvar a Hotusa del Covid-19
Hotusa diseñó un plan para resistir la pandemia basado en rebajas de los alquileres, financiación ICO y aplazamientos de un año para devolver la mayoría de su deuda con la banca
El conglomerado hotelero de Amancio López, Hotusa, suma al impacto que ha tenido el coronavirus en todo el sector turístico un elevado endeudamiento, con 721 millones de deuda financiera neta a cierre de 2019. La compañía del empresario gallego afronta la pandemia con esta losa y con un plan de contingencia que empezó a hilvanar desde que el Covid-19 estaba haciendo estragos en Italia, antes del primer estado de alarma decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez.
El avance del virus hizo que la hotelera presentar un ERE para prácticamente la totalidad de su personal del área de turismo con el objetivo de reducir costes ante el cierre de los hoteles. Tras esta medida, a la que recurrieron prácticamente todas las grandes cadenas, la estrategia de Amancio López se fundamentó en tres pilares: obtener financiación, renegociar los alquileres y llamar a las puertas de la banca para obtener carencias en el pago de deuda.
Negociación de la deuda y los alquileres
El principal pasivo del grupo corresponde a los préstamos hipotecarios, que tienen como ventaja el estar asociados a activos de calidad –lo que facilita la negociación o la venta si fuera necesario—y como hándicap la inmediatez de los vencimientos. Según explica Hotusa en su memoria del ejercicio 2019, el año pasado inició una negociación “con las diferentes entidades que conforman el pool bancario para establecer escenario de carencia del pago de deuda durante un mínimo de 12 meses”. A fecha de formulación de cuentas, en abril del año pasado, la compañía había conseguido el objetivo para el 60% de los pagos pendientes de abonar y mantenía conversaciones para elevarlos hasta al menos el 63%, señala en su informe de gestión.
La otra clave para rebajar el gasto fue la renegociación de los contratos de alquiler de hoteles. “Se ha aplicado un plan de negociación con todos los arrendadores y propietarios para poder negociar la carencia de las rentas de los hoteles y unidades productivas que actualmente están cerradas”, detalla la compañía. En algunos casos, esto conllevó el alargamiento de los contratos, por ejemplo, en la negociación con la socimi Millenium Hotels para el Hotel Eurostar Lucentum, cuyo contrato vencía el año pasado y se renovó por diez años más, o el Vía Castellana de Madrid, que se prolongó hasta diciembre de 2024, casi un año por encima del vencimiento.
Inyecciones de liquidez
Finalmente, Hotusa recurrió a dos vías de obtención de liquidez. Por un lado, la emisión de pagarés en el MARF, para lo que consiguió el aval del ICO, una de las medidas impulsadas por el equipo de Nadia Calviño para dar oxígeno a las empresas en la pandemia. La emisión de deuda, publicada el año pasado, tenía un máximo de 100 millones. Sin embargo, el plan de la hotelera no se limitaba a esto, pues también contemplaba la solicitud de préstamos “para cubrir el déficit de caja que se va a generar en los próximos 12 meses y que en ningún caso debe suponer una degradación de la situación de actual”.
El grupo habría acudido a la SEPI para esta urgencia, solicitando un préstamo participativo de cerca de 200 millones, según publicó Cinco Días. Este importe sería muy superior a las necesidades que calculó Hotusa el año pasado, que se situaban en los 140 millones.
La compañía llegó endeudada al Covid-19 pero también en cifras récord, con una cifra de negocios de 1.268 millones en 2019, un 7% más que el ejercicio anterior, y un beneficio de 67,7 millones, un 25% más. A pesar de ello, Hotusa decidió en el primer trimestre del año pasado paralizar las inversiones en la adquisición de nuevos hoteles ante la que se avecinaba, manteniendo solamente las reformas que tenía en marcha.