Altia admite que los gastos para retener a sus trabajadores lastran el beneficio
La compañía dispara los ingresos hasta los 70 millones en el primer semestre, un 17% más, y consigue elevar los beneficios pese a la inflación y los crecientes gastos en "retención del talento"
«En tecnología no estamos para escoger trabajadores, se coge todo». Con esa frase resumía Tino Fernández, presidente de Altia, el esfuerzo de retención de talento que realiza la consultora tecnológica en un sector donde es difícil y caro conseguir personal cualificado y mantenerlo en la empresa. Pese a este contexto y las turbulencias generadas por la inflación y, singularmente, los elevados costes energéticos, la compañía coruñesa ha conseguido cerrar el primer semestre de su ejercicio con un incremento de los beneficios respecto al mismo periodo del año anterior. La rentabilidad hubiera sido mayor, reconoce Altia en su informe de cuentas, sin esa inversión en retener talento, que contribuyó a que los gastos de personal se elevaran un 12,9% en el periodo.
«Este crecimiento se explica, por un lado, por el incremento del número de personas necesarias para poder ejecutar el mayor volumen de servicios contratado, y por otro lado, por el esfuerzo llevado a cabo en la retención de talento en un momento de máxima competitividad por el mismo, efecto especialmente visible en España, en donde la cuenta de resultados se ha visto especialmente condicionada por este hecho. En este sentido, el grupo ha puesto en marcha una serie de iniciativas tanto de carácter cualitativo como cuantitativo, consideradas estratégicas para favorecer la retención de talento en los próximos años. Puesto que se estima que esta competencia se mantendrá e incluso podrá aumentar en los próximos años, se considera esencial diferenciarse de los competidores en un área especialmente crítica como ésta», explica Altia.
Más ingresos y más beneficios
La tecnológica del expresidente del Deportivo cerró los seis primeros meses del año con 70,8 millones de ingresos, un 17,2% más, con un incremento generalizado en todas las líneas de negocio, especialmente en outsourcing y mantenimiento. La empresa prevé finalizar el año por encima de los 141 millones de facturación, 15 millones por encima de 2021 en parte por el crecimiento inorgánico que está impulsando la compañía.
El ebitda, sin embargo, cayó un 5,2% hasta los 6,5 millones, lo que Altia atribuye al «esfuerzo realizado para la retención del talento». El beneficio neto se elevó ligeramente hasta los 3,7 millones, un 2,3% más. Lo hizo en un contexto nada sencillo, no solo por los gastos de personal comentados, sino también por el crecimiento de los costes energéticos. Entre el encarecimiento de la electricidad, el mayor volumen de negocio y la movilidad de los equipos tras la pandemia, los gastos de explotación se incrementaron un 41%, a lo que contribuyeron también los gastos del proceso de incorporación de Wairbut y Bilbomática.
Estos costes fueron parcialmente compensados por un mejor resultado financiero debido «a las mejoras aplicadas en la composición y condiciones financieras del pool bancario de Noesis«.