Alibérico, una de las ‘novias’ de Alcoa, desvela sus planes de futuro
Su presidente, el gallego Clemente González Soler, confía en cerrar el ejercicio con un crecimiento del 26%
El gallego Clemente González Soler estuvo este martes por A Coruña, aunque lejos de las instalaciones de Alcoa. Y es que el presidente del Grupo Alibérico, una de las ‘novias’ que le han salido a las plantas del grupo norteamericano en España –A Coruña, Avilés y San Cibrao–, no ha venido a tomar nota de cara a una futura operación de compra, a pesar de tener «hambre por crecer».
González Soler ha visitado la ciudad para asistir a la última jornada del XIX Congreso Nacional de la Empresa Familiar y participar en una mesa redonda titulada Compromiso con el crecimiento, en la que ha desvelado alguno de los planes de futuro de su grupo.
Alibérico cuenta en la actualidad con 17 fábricas en 60 países. Cada año la empresa crece «entre un diez y un veinte por ciento», pero la previsión de González Soler para 2016 es hacerlo en un 26%. «Las personas y los árboles, si no crecen se mueren. Con las empresas pasa lo mismo», apunta.
‘Modus operandi’
El grupo que preside compra entre dos y tres compañías al año y en estos momentos reconoce que tiene «varias operaciones sobre la mesa». Sin ir más lejos, este mismo mes se ha hecho con el 10% de la canadiense Cymat, una firma tecnológica que desarrolla soluciones propias para la fabricación de espuma de aluminio.
En lo que sí se muestra transparente es en los parámetros que cumplen todas sus operaciones. El primero, el precio, aunque no refiriéndose únicamente a lo que vale el activo. «Miramos empresas con dificultades que podamos hacer rentables en dos o tres años». Otra de las variables que analiza en cada compra son las personas que hay en la organización y, por último, la cuota de mercado que tiene.
Tamaño para competir
Alibérico factura 400 millones de euros, pero ha puesto en marcha un plan para superar el umbral de los 1.000 millones en los próximos cuatro años. Sin embargo, denuncia que en España «no se permite el crecimiento de las empresas», e incluso considera que «está penalizado en determinado tamaño».
En este sentido, indica que el 83% de las empresas en nuestro país tiene menos de dos empleados, un porcentaje que en Alemania no pasa del 30%. Esto se debe, explica, a que España es el único país que «duplica representantes sindicales con sólo pasar de 99 a 100 empleados», de ahí que los empresarios «prefieran tener diez empresas de nueve trabajadores a una de noventa». «Eso debería ser al revés», lamenta.
El reto debe ser «incrementar el tamaño de las empresas» hasta tener entre cien y quinientos, eliminar trabas burocráticas, mejorar la fiscalidad y modificar la legislación sindical porque todo lleva a «subir la productividad».