Alcoa volvió a beneficios tras deshacerse de cinco plantas en un año
Alcoa, que llegó a tener 11 plantas en España, volvió a beneficios en el primer trimestre tras cierres en EEUU. Su hoja de ruta es continuar desinvirtiendo
Hace ya tiempo que Alcoa insiste en que su factoría de Lugo no es «viable» con los actuales precios de la energía en España y sin un marco regulador estable. No obstante, y a pesar de que lleva meses repitiendo esa idea a modo de mantra, el anuncio hecho este miércoles de que despedirá a 534 empleados de la planta de aluminio primario en San Cibrao cogió por sorpresa a plantilla, sindicatos y partidos políticos. En realidad, y con los datos sobre la mesa, Alcoa lleva años ‘yéndose’. La multinacional, fundada en Pittsburgh (EEUU) en 1888, entró en España en 1998, cuando se hizo con la mayor parte de los recursos de Inespal, empresa pública de fabricación de aluminio del Instituto Nacional de Industria (INI). Llegó a tener 11 factorías en territorio español, siendo el complejo de Lugo, con (hasta ahora) más de 1.000 empleados y dos plantas, una dedicada al aluminio y otra a la alúmina, el último resquicio que conserva de aquella época dorada.
Alcoa lleva más de una década desinvirtiendo en España. Atrás quedaron, entre otras, la planta de Sabiñánigo, en Huesca, la de Noblezas, en Toledo, la de Alicante o la de Amorebieta (Vizcaya). Algunas cerraron, otras pasaron a manos de fondos que a día de hoy las mantienen trabajando, sin amenaza –al menos por el momento– de un cierre motivado por los precios de la energía. El ejemplo más claro está en el caso de las factorías alicantina y la vasca, que fueron vendidas en el año 2014 al grupo Aludium dentro un paquete en el que también se encontraba la planta de Castelsarrasin, en Francia. También en esa época puso punto final a su experiencia italiana, con el cierre de la planta veneciana de Fusina y la que tenía en Cerdeña, que años después fue reflotada por el propio Gobierno italiano, que luego la vendió a la compañía suiza Syder Alloys.
Cinco plantas menos en poco más de un año
La desinversión es una constante en la hoja de ruta de Alcoa para poder mejorar sus balances en tiempos complicados. Ahora, atraviesa una de esas etapas. En poco más de un año la compañía se ha deshecho de cinco plantas distintas. Curiosamente, este primer trimestre de 2020, antes del brutal impacto de la crisis del Covid-19, el grupo regresó a la senda de los beneficios. Ganó 80 millones de dólares, unos 74 millones de euros, frente a las pérdidas registradas de 303 millones del último trimestre del pasado año y a las de 199 millones registrados en el mismo periodo del año anterior. ¿El secreto de la mejoría? La venta de activos.
A finales de enero, la compañía cerró la venta de su planta de tratamiento de residuos en Gum Springs, Arkansas, en una transacción, según informó, valorada en 250 millones de dólares. «Alcoa recibió 200 millones en efectivo, mientras que los 50 restantes se pagarán si se cumplen ciertas condiciones», explicó en su presentación de resultados, en la que también anunció el cierre de su fundición en Intalco, Washington, con 700 empleados y que registró pérdidas de 24 millones de dólares en el primer trimestre del año.
Nuevo modelo operativo
«Si bien registramos un primer trimestre sólido, con un fuerte balance de liquidez, el mundo ha cambiado de manera fundamental debido a la pandemia de Covid-19 y estamos adoptando medidas decisivas para abordar esta crisis«, declaró el presidente y consejero delegado de Alcoa, Roy Harvey. La hoja de ruta estaba clara, aunque, en esa altura, nada hacía pensar que el turno podría tocarle a San Cibrao. «La compañía continúa la revisión de su cartera de activos para reducir costos y obtener una rentabilidad sostenible. La revisión de activos incluye dos componentes: las ventas potenciales de activos no básicos para generar entre 500 millones y 1.000 millones en efectivo a principios de 2021 y una evaluación de la competitividad de las capacidades de producción existentes», reza el balance de la compañía, que recuerda que su «nuevo modelo operativo» pasa por reducir los gastos generales anuales en 60 millones a partir del segundo semestre de este año.
A finales del año pasado también anunció el cierre de otra fábrica de alúmina en Estados Unidos, en este caso en Texas. Igulamente, la medida formaba parte de plan de revisión de activos en todo el mundo. Las instalaciones, indicaron, llevaban paradas desde 2016, aunque daba empleo a casi medio ciento de personas.
Pagos paralizados por Alu Ibérica
Unos meses antes, en junio del pasado año, cerraba el traspaso de sus plantas en A Coruña y Avilés al fondo suizo Parter. En este caso, la compañía aseguraba que buscaba evitar seguir perdiendo dinero (su intención inicial era cerrarla pero se puso en marcha una mesa ministerial para favorecer un proceso de puja). El precio de la transacción nunca se conoció, pero sí algunos términos del acuerdo, que pasaban porque el nuevo dueño se comprometía a mantener inversiones y empleo en las plantas durante al menos dos años y porque Alcoa le inyectaría hasta 95 millones de dólares para ayudarle en su cometido.
Ahora mismo, Alcoa ha paralizado esos pagos. Asegura que Parter ha incumplido los términos del acuerdo al haber vendido la mayoría accionarial de ambas plantas a Grupo Riesgo. Sea como fuere, el «nuevo modelo operativo» de Alcoa sigue en marcha y, en el capítulo de desinversiones, si nadie lo remedia, le toca el turno a la planta de aluminio primario de Cervo.