Alcoa no alfoja: mantiene los despidos en A Coruña y Avilés
La multinacional rechaza valorar por el momento la propuesta del Gobierno y señala que sigue pendiente de la negociación del ERE en las plantas
Alcoa ha rechazado pronunciarse por el momento sobre el paquete de medidas que puso sobre la mesa este jueves la ministra de Industria, Reyes Maroto, y que incluía la apertura de una mesa de trabajo para que la dirección de la multinacional se sentara con los sindicatos y las administraciones de cara a proponer alternativas a los cierres de A Coruña y Avilés.
Fuentes de la compañía señalan que, a día de hoy, la prioridad continúa siendo la mesa de negociación del expediente de regulación de empleo que han plantado en dos ocasiones los representantes sindicales. También indican que no hay una respuesta oficial al nuevo ofrecimiento del Gobierno, una propuesta que tiempo atrás, en la reunión con el presidente de Alcoa en España, Rubén Bartolomé, ya habían planteado trabajadores y Ejecutivo.
El periodo de consultas para el ERE, de 30 días, se abrió el 31 de octubre, por lo que este miércoles tanto Gobierno como Xunta y Concello de A Coruña insistieron en la urgencia de que Alcoa pare los despidos y se siente a negociar.
Buscar alternativas a la subasta eléctrica
La plantilla de Alcoa celebró el “frente común” de las administraciones y que todos estén de acuerdo en “pedir la retirada del ERE”, si bien pide al Gobierno que actúe ante la negativa de la multinacional a dialogar. El presidente del comité de empresa de la fábrica de A Coruña, Juan Carlos López Corbacho, advierte que “quedan 20 días” para que expire la fase de consultas e invita al Ejecutivo a intervenir las plantas si Alcoa continúa sin cambiar su postura.
López Corbacho rechaza que se otorguen ayudas a las compañías que no lleven equiparadas un compromiso de futuro: “No se puede permitir que ninguna multinacional, con ayudas, en un momento dado pueda despedir a su plantilla«, afirmó. También aboga por buscar mecanismos alternativos a la subasta de interrumpibilidad, que, como llevan denunciando desde hace años los sindicatos, no ha logrado dar estabilidad a la industria electrointensiva.