Alcoa acusa: «Rusia sigue vendiendo aluminio mientras en Europa y EE UU se están parando las plantas»
La multinacional con planta en San Cibrao culpa a Rusia de distorsionar el mercado del aluminio tras invadir Ucrania y de compensar la caída de la demanda interna del metal con un boom de exportaciones "con importantes descuentos"
Alcoa detalla los motivos de su no al aluminio ruso. La multinacional ha hecho públicas las razones por las que ha reclamado a las autoridades europeas y estadounidenses que prohíban las importaciones de este metal que procedan del país que preside Vladimir Putin.
Según asegura la compañía, la crisis energética desatada por la invasión de Ucrania ha asestado un golpe a la producción de aluminio en Europa. «Un millón de de toneladas de aluminio primario han parado, y otro millón de toneladas están bajo amenaza», ha asegurado la compañía, que ya en el mes de marzo cortó de raíz sus relaciones con Rusia tanto a la hora de vender productos como de comprar materias primas.
«Eso tuvo un impacto financiero adverso en nuestro negocio, pero fue la decisión correcta», reivindica la multinacional, que considera que «las distorsiones en el mercado energético pueden estar directamente relacionadas con la invasión de Ucrania».
No en vano, la compañía que capitanea Roy Harvey asegura que «las empresas rusas continúan produciendo y vendiendo su metal, mientras que los productores norteamericanos y europeos están parando las plantas de aluminio primario«. «Por lo tanto, creemos que es necesaria una acción urgente por parte de Estados Unidos y sus aliados», recalca Alcoa.
Rusia como desestabilizador del mercado
Según la multinacional, Rusia está supliendo la caída de la demanda interna (su PIB está cayendo a un ritmo del 4%) con las ventas que realiza al exterior «con importantes descuentos». Es por ello que Alcoa reclama, por un lado, la prohibición de las importaciones de aluminio ruso tanto en Estados Unidos como en Europa, así como la propia exclusión del metal ruso de la London Metal Exchange.
Y es que la compañía con planta en San Cibrao considera que la crisis desatada por la invasión rusa de Ucrania «amenaza con distorsionar los precios del mercado del aluminio y plantea un riesgo sistémico para la confiabilidad del contrato de aluminio de la LME«. Así lo trasladó su propia vicepresidenta ejecutiva y directora comercial, Kelly Thomas, en una carta remitida al LME.
Entre estas distorsiones, Alcoa apunta que las existencias de LME en warrant (garantía) se dispararon un 74% entre los días 3 y 26 de octubre. La firma estadounidense considera que este movimiento genera dudas «sobre si ello indica una prisa por entregar metal de origen ruso antes del cierre de la consulta de la LME y el énfasis en la petición de Alcoa para una mayor transparencia de la bolsa con respecto a la cantidad de metal ruso en el inventario, tanto con garantía como sin ella».
Los pasos de la LME
Hasta el momento, la LME, plaza de referencia para la negociación de materias primas en suelo europeo, ha descartado un posible veto al aluminio ruso. A cambio, la LME ha subrayado que planea publicar un informe mensual con el porcentaje de aluminio ruso activo en los warrants (garantías) de los contratos.
Ante esta decisión, Rusal, el principal productor de este metal al margen de China, aseguró que les «preocupa que cualquier informe de este tipo se limite solo al metal ruso”. Es por ello que el gigante ruso reclama que se haga público el desglose de todos los países con el objetivo de «servir mejor al mercado a través de la transparencia, sin señalar ningún origen o productor específico», según apunta la agencia Reuters.