Abanca constata la recuperación del comercio gallego tras el Covid-19
El Observatorio Abanca by IESIDE recoge que las compras con tarjeta en el comercio minorista gallego son ahora un 18% superiores que antes de la pandemia
La empresa gallega se asoma a la denominada nueva normalidad. Así lo certifica el Observatorio Abanca by IESIDE en las conclusiones de su segundo informe de monitorización de la desescalada a partir de los datos anonimizados de los 875.000 clientes gallegos con tarjetas de la entidad hasta el pasado 7 de junio.
El estudio constata que los supermercados mantienen el ritmo de ventas, al situarse sus operaciones mediante tarjetas a niveles un 41% superiores a los registrados antes del Covid-19, un porcentaje ligeramente inferior al 58% que llegaron a repuntar en la segunda semana de marzo, justo antes del confinamiento.
El fin de la fase 2
El informe recoge la evolución del gasto durante la última semana de la fase 2 y en él queda patente también la estabilización del comercio minorista, que ha recibido un «importante impulso» por efecto de la reapertura de las grandes superficies, que ha provocado que los pagos con tarjeta sean ahora un 18% mayores que antes de la pandemia. Y es que esta partida ha pasado de representar el 12,6% de la tarta de gastos en los hogares gallegos durante el confinamiento (del 14 de marzo al 3 de mayo) a instalarse ya en el 36,1%, un porcentaje superior al 33,7% registrado antes del estallido de la pandemia.
El comercio minorista ya se recupera a base de las operaciones de compra que fueron pospuestas por la crisis del Covid-19 y se sitúa casi a la par del gasto en alimentación, que ha pasado de representar un 31,5% del total antes del coronavirus a un 70,2% durante el pico de la pandemia para descender hasta el 39,9% actual.
Además de estas tendencias en gasto en alimentación y en el comercio minorista, el estudio de Abanca también desvela que el importe de los pagos totales con tarjeta ya se sitúa un 8% por encima de sus niveles preCovid-19, algo que, sin embargo, no quiere decir que la actividad económica sea ahora un 8% superior, ya que los pagos con tarjeta han sido promovidos por las autoridades para minimizar el riesgo de contagio, ocupando un espacio que hasta entonces era dominado por el dinero en efectivo.