A Coruña convierte sus polígonos industriales en áreas comerciales
Los dos principales polígonos de la ciudad han ido abandonando la actividad industrial para dar paso a negocios vinculados con el tercer sector
Poca actividad industrial queda en los dos polígonos coruñeses. Salvo contadas excepciones, como es el caso de la fábrica de Estrella Galicia, los parques empresariales de A Coruña han evolucionado en los últimos años hacia la actividad comercial.
La presencia de grandes superficies dedicadas al bricolaje, centro comerciales como Comcor o el ya clausurado Dolce Vita, y restaurantes de comida rápida se ha convertido en algo habitual. El problema está en que su contribución a la generación de riqueza resulta más reducida que la de la industria, que se ha quedado sin sitio en dos polígonos que ya están “agotados” y sin planes de mejora.
También ha contribuido a ello la pérdida de empresas importantes allí asentadas, como R (absorbida por Euskaltel), Caramelo, Leyma o la firma de mobiliario Tecam, que generaban una importante actividad en torno a ellas
De los polígonos al puerto
Precisamente este lunes, en el marco la iniciativa Empty Coruña?, el economista Marcelino Fernández Mallo mencionaba como un “caso significativo de la falta de capacidad estratégica en la ciudad” el conocido como Parque Ofimático, un nuevo desarrollo urbano que iba a combinar viviendas y empresas y que lleva en el limbo diez años “en los que perdió todo su potencial”.
Los polígonos de A Grela-Bens y Pocomaco, que suman más de dos millones de metros cuadrados, están cada vez más integrados en la malla urbana. El problema es que las industrias se quedan sin suelo en el que desarrollar sus proyectos.
Una solución iba a ser el puerto exterior de Langosteira, pero de momento no se han asentado allí más de una docena de operadores. Además, como apunta Fernández Mallo, “el puerto tampoco parece haberse convertido en el motor que la ciudad necesita”. Según los datos de Puertos del Estado, entre 2005 y 2017 el tráfico aumentó en un 4,6% frente al 23,3% del total de puertos españoles.
Acción frente a estética
Para el economista y escritor, los últimos gobiernos municipales solo se han preocupado de realizar obras estéticas (paseo marítimo, parques, museos interactivos, etc.) “que mejoraron la vida de los coruñeses y de los turistas, pero que apenas incidieron en la economía de la ciudad ni en la generación de empleo”.
Prueba de que el modelo económico y el modo de gobernar no funcionan, es el hecho de que A Coruña tiene en la actualidad la misma población que en 1973, mientras que otros territorios crecieron considerablemente en estos 45 años.
Su receta, focalizada en el desarrollo económico sostenible pasa, entre otras medidas por no ampliar la ya excesiva superficie comercial existente –los 1.737 m2 por habitante superan cinco veces la media gallega y española– ni las plazas hoteleras.
En su lugar, propone “un impulso absoluto” a la rehabilitación de viviendas, control de la nueva edificación y apostar por convertir los cientos comerciales inactivos total o parcialmente en áreas de emprendimiento, investigación, innovación, tecnología y formación.