300.000 trabajadores en ascuas por el mayor convenio de España
El marco laboral de los grandes almacenes caduca el 31 de diciembre, en plena crisis del coronavirus para uno de los sectores más afectados por la pandemia
Tras una atípica campaña de Navidad, al sector de los grandes almacenes le espera un 2021 en el que deberá revisar las condiciones de su plantilla. Con el desafío de recuperarse del golpe del coronavirus, los centros comerciales tendrán que sentarse a negociar con los sindicatos el nuevo convenio colectivo en medio de crisis que, eso sí, impactó con más fuerza al pequeño comercio. El contexto recuerda al de 2012, donde se impuso la austeridad dictada por la patronal.
El marco laboral en juego engloba alrededor de 300.000 trabajadores de empresas como El Corte Inglés, Carrefour, Fnac, Ikea y Mediamarkt, prácticamente todas las organizaciones afiliadas a la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED). El convenio actual ya fue denunciado –una formalidad— y está previsto que después del día de Reyes se constituya la mesa de negociación.
En una conversación con Economía Digital, el secretario general de Fetico, Antonio Pérez, explicó que la intención de los empleados es dejar pasar las Navidades para ver como avanza el consumo. Con la representación del 54% del sector, su postura se antoja clave para llegar a un acuerdo final. “No puedo dar muchos detalles, pero el sentir del sindicato es siempre el de mejorar las condiciones de la plantilla”, señaló.
Todavía más escueta es la información que llega desde ANGED. Contactado por este medio, un portavoz de la organización declinó hacer valoraciones. “El procedimiento ni siquiera se ha iniciado”, justificó.
El contexto actual recuerda al de 2012, cuando se aprobó un convenio plagado de recortes
Entonces, situación de calma tensa para los 300.000 empleados del sector, uno de los más golpeados por la pandemia. La plantilla de las firmas vivió situaciones extremas a lo largo del último año: desde expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) a se considerados trabajadores esenciales y tener que trabajar de cara al público durante las semanas más duras de la primera oleada de la pandemia.
“No podemos dejar que los trabajadores que estuvieron al pie del cañón, que a veces enfermaron o que perdieron algún familiar sean los únicos que paguen el coronavirus”, advirtió Pérez.
Sin embargo, el escenario actual se parece más al de 2012 que a 2016, cuando se firmó “el mejor convenio de la historia”. En la penúltima negociación, el impacto de la crisis económica estaba todavía a flor de piel. Y se dejó notar en el acuerdo final, que recortó derechos al personal a pesar de no retocar el sueldo base.
El pacto entre patronal y sindicatos implicó un incremento de la jornada de 28 horas y la eliminación del pago por trabajar en domingos o festivos, que se pasó a compensar con un complemento salarial. La nómina se congeló, aunque se permitió una rebaja del 5% en las tiendas en las que descendieran las ventas.
La patronal pide «flexibilidad» al Gobierno, pero sus ventas suben
Si bien Anged no quiso entrar en valoraciones cuando fue contactada, ha dejado pistas de su voluntad durante los últimos meses. El pasado mes de septiembre, el presidente de la patronal, Alfonso Merry del Val, lamentó que España siga «sin una orientación sobre la política económica ni las reformas que el país necesita urgentemente abordar».
La primera de las medidas que solicita en el dirigente es «impulsar la flexibilidad» en los centros de trabajo. La asociación aboga por «aplicar medidas excepcionales» que, a su juicio, ayudarán a mantener el empleo y permitirá a la industria «adaptarse a la nueva realidad». «El camino de la rigidez laboral nos llevaría al colapso del tejido productivo», avisó.
Como no podía ser de otra forma en una patronal, la organización pidió que no se incrementasen los impuestos. «Endurecer la carga impositiva a empresas y hogares solo puede contribuir a castigar aún más nuestra economía», zanjó.
No obstante, los lamentos de la asociación no cuentan con el respaldo de los datos. Al menos con las estadísticas del Instituto Nacional de Empresa (INE) en la mano. Según el centro de estudios, las ventas de las grandes superficies subían al ritmo del 1,4% interanual hasta el pasado mes de octubre. Para las grandes cadenas –supermercados incluídos–, el crecimiento era incluso mayor: llegaba al 7,3%.
Peor lo pasaron el pequeño comercio, con un descenso del 6,6%, y las cadenas modestas, que perdieron el 15,2% de los ingresos. Entre todos, el descenso del comercio minorista español era del 2,7% en los primeros diez meses de 2020.