Patatas Fritas Guays cumple 30 años cerrando el círculo en A Limia
La compañía con sede en Piñeira Seca pone en valor la patata de A Limia y genera valor añadido en la comarca al cubrir desde el cultivo hasta la recogida el pelado, fritura y el posterior empaquetado
Patatas Fritas Guays pone el broche a la cadena de valor de la patata de A Limia. La comarca ourensana, de la que cada año se recogen más de de 110.000 toneladas de este tubérculo, alberga las instalaciones de esta compañía que desde 1992 acerca agricultura e industria para producir unas patatas fritas que van destinadas tanto a los stands de los supermercados como a los establecimientos de la hostelería.
Patatas Fritas Guays, que en este 2022 cumple 30 años desde su creación, cierra en esta comarca ourensana todo el ciclo de producción y genera valor añadido en una de las comarcas líderes en España en la producción de patatas. Y es que la compañía fundada por un joven emprendedor de familia de agricultores realiza desde A Limia el proceso de cultivo, recogida, pelado, conservación, fritura en aceite de girasol de calidad que compra a la también ourensana Aceites Abril y empaquetado de unas patatas fritas que llevan un sello casero y artesanal que las distingue de sus competidoras.
Expansión continua
La compañía apuesta por generar empleo en sus instalaciones de Piñeira Seca, que han sido objeto de sucesivas ampliaciones ante el constante crecimiento en ventas de la compañía. Hace apenas tres años la firma culminó la construcción de un nuevo almacén dedicado a la conservación y el envasado de las seis variedades de patatas fritas que tiene en su catálogo.
Además de sus dos tipos de patatas fritas tradicionales, la compañía con sede en Piñeira Seca también saca al mercado su producción de patatas fritas lisas, onduladas y dos variedades picantes que distribuye, principalmente en la comunidad en donde asienta sus instalaciones: Galicia.
Patatas Fritas Guays apuesta por la variedad agria de estos tubérculos para otorgarle su seña de identidad. La calidad de sus productos y la apuesta de la firma por la mejora continua le valió una estrella de oro a la excelencia profesional que entrega el Instituto para la Excelencia Profesional.
Espaldarazo a la producción local
La compañía logró así el reconocimiento tras una trayectoria en la que ha apostado por poner en valor la producción local hasta el punto de llegar a poner en marcha su propia explotación agrícola en 2007, hace ahora quince años. Con esta producción a la carta y los constantes procesos de control, la compañía se asegura que cada lote cuente con las máximas garantías de calidad.
Además de estas patatas envasadas, la compañía tiene abierta otra línea de negocio con la venta de patatas todavía sin freír. La compañía aprovecha sus almacenes para gestionar un stock de tubérculos de dos variedades distintas. La compañía distribuye patatas crudas de su variedad agria, como las que emplea para freír, pero también las Kennebec.
Estas últimas se encuentran bajo el abrigo de la Indicación Geográfica Protegida de Patata Gallega. En concreto, la de A Limia es una de las cuatro comarcas (las otras tres son las de Bergantiños, Lemos y A Terra Chá) que está cubierta bajo este sello de calidad que reconoce la calidad de los tubérculos cultivados en estas áreas.