Los sindicatos aprietan a Fainé en la junta de accionistas de Caixabank
La cúpula de la entidad ofrece en la reunión de socios garantías de que habrá un dividendo estable a largo plazo
Que Caixabank ha cerrado un ciclo de tensión se nota incluso en el discurso de Isidro Fainé. El presidente del banco se dirigió ayer a los accionistas mucho más relajado, dio menos explicaciones relativas al negocio –que ha asumido en solitario el consejero delegado, Juan María Nin– para centrarse en aspectos más institucionales y ha anticipado que, como poco, el próximo dividendo será igual a los anteriores; estable, por otra parte, a largo plazo.
Por ahora, es el único grupo financiero que ha dado garantías al respecto. Una estabilidad que sólo tiene una pequeña laguna: los sindicatos que representan a la plantilla expresan quejas sobre las condiciones laborales.
El lenguaje corporal del banquero manresano ha reforzado el mensaje de nueva etapa. Miraba al auditorio, ha leído menos y su vocalización ha sido más clara de lo habitual. El cónclave anual se ha convocado en paralelo a la presentación de los resultados del primer trimestre. Aunque el beneficio se ha distorsionado a la baja (-54%) por las ganancias extraordinarias de un año atrás, el clima resultó mayoritariamente tranquilo entre los accionistas.
Dudas sobre el balance
La zona alta de la cuenta de resultados, donde se recogen las líneas del negocio tradicional, dan señales inequívocas de fortaleza. Las únicas dudas surgen del balance, del cual preocupan 9.000 millones en créditos fiscales, que pesan un 40% del valor total de los activos. Duplica la media del mercado, según argumenta un grupo de antiguos accionistas de Banco de Valencia.
Las preguntas que han respondido Fainé y Nin han versado sobre la calidad del servicio y la futura conversión en fundación bancaria. “Señor Fainé, no se fíe de lo que le digan los servicios de calidad: baje a pie de oficina y compruebe la calidad del servicio”, le ha dicho José María Martínez. Los sindicatos han vuelto a protestar porque a su juicio la plantilla sigue trabajando bajo presión.
Clima de trabajo
“Un año después la situación es peor. Hay trabajadores con problemas de salud, inscripciones voluntarias al ERE… son datos que deberían hacernos reflexionar”, recomendaba el portavoz de CCOO. La central también protestó por el incremento de la partida destinada a retribuir al consejo. Fuentes conocedoras de la evolución del banco aseguran que el malestar de las secciones sindicales tiene que ver con los cambios funcionales que se han producido y que, entre otras novedades, suponen medidas como la iniciativa de Caixabank de modificar algunos aspectos comerciales que llevan a su plantilla a un cambio en los hábitos de gestión de clientes.
Otros sindicatos minoritarios han centrado su discurso también en el clima de trabajo, mucho más tenso según el testimonio, por ejemplo, de Francesc Sabaté, de la Federació d’Estalvi de Catalunya. UGT, por su parte, ha lamentado que el “imperativo legal” de la nueva ley de cajas ponga en peligro la actividad fundacional de La Caixa, entre ellas evitar la exclusión financiera.