Los 5.000 millones que vale el Popular resultan muy golosos, y sin ladrillos más
Los inversores han empezado el año vendiendo sin parar acciones de la entidad presidida por Ángel Ron, provocando una brutal caída superior al 21% y dejando el valor en 2,4 euros. Su pretensión de desprenderse de 8.000 millones de activos inmobiliarios aumentaría todavía más el interés de posibles compradores
En los últimos cierres trimestrales, cada vez que los responsables del Banco Popular salen a dar explicaciones de la marcha de la entidad, siempre sale a la palestra el reiterativo argumento de que su modelo de negocio, de otorgar crédito a manos llenas a las pymes, acabará dando resultados.
Pero lo cierto es que los inversores no parecen creérselo y lo está demostrando cada día, con la venta imparable de acciones de la entidad presidida por Ángel Ron, que han llevado la cotización por debajo de los 2,3 euros, tras retroceder más de un 25% en las apenas 13 sesiones del ejercicio 2016. Al cierre del viernes, recuperaba, como el resto del sector, hasta 2,4 euros.
Debate de compra recurrente
Cerca ya del mínimo histórico –los 2,29 euros marcados a finales de junio de 2013– que han reducido su capitalización bursátil a los 5.000 millones de euros. Una cantidad que ha vuelto a reabrir el recurrente debate de que el futuro del banco, de no cambiar mucho las cosas –y no parece–, estaría abocado a entrar en una operación de compra. Y más, si como se ha avanzado, se lleva a término el plan para desprenderse durante este año de 8.000 millones de activos inmobiliarios.
La presentación de resultados del cierre de 2015, dentro de un mes, podría significar el punto definitivo de arranque de estas hostilidades compradoras, si, a la luz de los mismos, como todo hace presagiar, persiste la evolución que se venía registrando hasta septiembre. Cuando todo se caía respecto al ejercicio precedente. Los márgenes de intereses un 4,2%, el ebitda un 18% y los beneficios, inferiores a 280 millones de euros, un 8%.
Recomendaciones de venta
Con este cuadro, y sin capacidad de generar grandes ingresos por desinversiones –al cierre de 2015 vendió a EVO, por 94 millones el 50% que mantenía en el negocio de pago a través de terminales de venta en comercios– los analistas no se están cortando un pelo en recomendar vender las acciones del Popular. El Deutsche Bank ha sido el último en hacerlo, fijando un precio objetivo de 2,8 euros.
La evolución del Banco Popular es seguida muy de cerca por dos de las otras grandes entidades financieras españolas, como son el Santander y Caixabank. Y tampoco se descarta una fusión con Unicaja o Ibercaja, en la que no se sabe quién sería la entidad más beneficiada.
Nadie mueve un dedo tras el 20D
Pero, de momento, nadie mueve un dedo. Se requeriría ir hacia una ampliación de capital de enjundia y, actualmente, con la incertidumbre política generada tras las elecciones del 20D, toca esperar a que se aclare el panorama.
Una vez que lo haga, alguna de estas operaciones corporativas se activará de manera irremisible, como vienen apuntando desde hace tiempo los responsables financieros, tanto del Estado como de las propias entidades. El mercado no da para tanto y, de manera natural, deberá ajustarse.