Lagarde y el BCE van por delante del Eurogrupo
El BCE da pasos para mantener la liquidez del sistema en Europa, mientras que los países de la zona euro fallan a la hora de alcanzar un acuerdo económico
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) parece que tiene muy claro que el tiempo es oro para tratar de atar la crisis económica generada por el coronavirus y no quiso esperar a conocer las deliberaciones del Eurogrupo para continuar reforzando la liquidez del sistema financiero europeo. Y menos mal, porque el Eurogrupo fue incapaz de alcanzar un pacto el martes, posponiendo al jueves cualquier nueva decisión.
Mientras que los ministros de Economía y Finanzas europeos, entre ellos la española Nadia Calviño, peleaban durante varias horas sin éxito para pactar un plan de estímulo económico, el BCE iba más allá y volvía a dotar de más liquidez al sistema, asumiendo más riesgo, y dando razones a los mercados para que mantengan la confianza.
Para favorecer que las entidades financieras presten, el BCE aceptará como prenda (colaterales) los préstamos avalados a familias y pymes por los estados miembros. España, Italia, Alemania o Francia han optado por poner en marcha este tipo de sistema, por lo que todos sus bancos se beneficiarán de la medida; y los germanos especialmente, dado que la primera economía europea es la que ha puesto más avales en circulación.
El BCE, además, ha flexibilizado el uso de otro tipo de préstamos. Un nuevo paquete de medidas con el que el organismo continúa empujando a los bancos a que presten, incrementando ellos también su perfil de riesgo. Lagarde ya les ha obligado a retirar los dividendos y a revisar los sistemas de retribución de sus cúpulas para que se concentren en ser «parte de la solución».
El movimiento del BCE para aceptar los créditos avalados ha coincidido con el anuncio de los grandes bancos españoles de que ya habían agotado las líneas de 20.000 millones facilitadas por el ICO. Sin embargo, hasta el momento, el consejo de Ministros no ha dado luz verde a la emisión de un nuevo tramo, lo que ha provocado el choque con algunos colectivos, como el de los autónomos, que pedían mayor celeridad en la concesión.
Dos tiempos distintos
Mientras que la Eurozona lleva semanas tratando de poner en marcha planes unificados para combatir la crisis sanitaria del coronavirus, el BCE se ha visto obligado a actuar para cortar la sangría en los mercados.
El pánico que se desató en las bolsas a medida que se expandía la pandemia obligó a la institución a aprobar de manera exprés un programa de compra de deuda por 750.000 millones, que cortó que se dispararan las primas de riesgo de los países más afectados, como España o Italia.
Los analistas apuntaban que era básico que se frenara la sangría de los bonos para que se pudiera ver un suelo en los mercados, que parece que el BCE, y otros bancos centrales (la Fed de Estados Unidos también ha puesto en marcha medidas multimillonarias). Con los tiempos de los gobiernos europeos, y sin Lagarde, la situación todavía podía haber sido mucho más complicada.
Retraso del Eurogrupo
Europa no ha sido capaz de alcanzar un pacto sobre cómo estructurar los programas de estímulo económico, que se habían publicitado en 500.000, y los “más ambiciosos” que se hubieran aprobado en Europa, según el presidente del grupo, Mário Centeno.
Así, los ministros negociaban un plan con tres pilares, que incluía la creación de un fondo europeo contra el paro con 100.000 millones de euros disponibles para préstamos. Centeno calificó esta propuesta de la Comisión Europea de una «red de seguridad para los trabajadores; la movilización de 200.000 millones a través del Banco Europeo de Inversiones y la apertura de una línea de crédito del Mecanismo Europeo de Estabilidad -el fondo de rescate de la eurozona- específica para la pandemia.
Así, el fondo de rescate podría prestar a los países que lo soliciten hasta el 2% de su PIB, unos 28.000 millones en el caso de España, y cerca de 40.000 millones en el de Italia, los países más afectados, de acuerdo con EFE.