Lagarde, Macron y Merkel allanan la financiación a 50 años del Covid
Las promesas de un fondo de reconstrucción colocan la prima de riesgo en mínimos desde abril, justo antes de que el Tesoro emita deuda a medio siglo
Europa está facilitando que España continúe teniendo acceso a los mercados. El acuerdo entre Merkel y Macron para poner en marcha un fondo de reconstrucción europeo, que evitaría que España también tuviera que cargar contra su endeudamiento todo el coste de las medidas para la reactivación económica que tendrá que asumir tras la pandemia, ha llevado la prima de riesgo española a niveles que no se venían desde abril. El acuerdo ha sido oportuno para el Tesoro que este jueves vuelve a emitir deuda, con el objetivo de captar 7.000 millones.
Cualitativamente, esta subasta es especial porque se retoman tras meses de parón las emisiones a muy largo plazo. España todavía no se había atrevido este año a lanzar bonos a 50 años (sí a 30 o a 10) y dará el paso este jueves. Estas emisiones son las obligaciones con un plazo de vencimiento más largo que emite España (morirán en julio de 2066) y desde que comenzó la pandemia y se declaró el estado de alarma se habían mantenido aparcadas.
La última vez que se subastaron, el pasado mes de noviembre, se colocaron a un tipo de interés marginal del 1,637%, favorecidas por los tipos de interés en mínimos históricos en la zona euro -es habitual que a mayor plazo, mayor coste en intereses, por financiarse un riesgo mayor-.
Con el apretado calendario de vencimientos que tiene el Tesoro por delante –unos 200.000 millones entre 2020 y 2021– la estrategia de posponer el pago del principal el mayor tiempo posible es comprensible, con la única pega de que, previsiblemente, también saldrá más caro en intereses.
De hecho, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha referido a la deuda perpetua como una de las mejores herramientas para financiar el fondo de reestructuración que Francia y Alemania apoyaron esta semana y sobre el que se espera que la Comisión Europea también presente una propuesta.
La iniciativa de Sánchez es que la deuda con la que se financien las transferencias europeas para la reconstrucción económica sea perpetua y que los intereses se carguen contra el presupuesto europeo. Todavía no se ha definido si finalmente esta será su estructura, si bien no parece que vaya a ser del todo gratuita para España. Europa querría que la disposición de este dinero conllevara compromisos de reformas y de estabilidad. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y la AIReF ya han adelantado que reducir la deuda y ajustar el déficit van a ser dos obligaciones inmediatas del Gobierno una vez se controle la alerta sanitaria.
El endeudamiento ya se está disparando. En marzo, la deuda española marcó un nuevo récord y lo ha hecho reflejando únicamente 14 días de estado de alarma. Es decir, para empezar la crisis, el punto de partida son 1,224 billones pendientes de pago, que equivaldrían a cerca de un 107% del PIB con el que el Gobierno espera terminar el año.
El continuado apoyo del BCE
Mientras que los gobiernos de la zona euro han estado configurando los mecanismos de apoyo financiero –MEDE y SURE-, que en principio deberían estar en marcha a partir del 1 de junio, la única trinchera para frenar el sobrecoste que los inversores exigían a la deuda española ha sido el Banco Central Europeo (BCE).
En numerosas ocasiones, Christine Lagarde, su presidenta, ha insistido públicamente en que el BCE trabajará para que las primas de riesgo españolas o italianas no se resistiera. La puesta en marcha de un fondo específico para comprar deuda en el mercado secundario por 750.000 millones ya sido el mejor ejemplo de que el organismo ha pasado de la teoría a la práctica y está adquiriendo bonos de manera muy activa.
De hecho, de acuerdo con los últimos datos disponibles, en la semana que finalizó el pasado 15 de mayo, habría comprado deuda dentro del programa específico para el coronavirus por 28.900 millones. En total, ya habría adquirido deuda por 181.800 millones.