La venta de EVO genera dudas sobre la privatización de NCG sin más ayudas
Los sesenta millones que paga el fondo 'buitre' Apollo reflejan la baja valoración del balance de la segunda marca del banco presidido por Castellano
¿Es una muestra de confianza en la recuperación del sistema financiero español una operación por importe de sesenta millones formalizada con un acreditado fondo buitre y sobre la que hay dudas acerca de su modo de financiación? ¿Era el futuro de EVO su liquidación, como apunta la conselleira de Hacienda, Elena Muñoz, de no ser vendida a los norteamericanos de Apollo? ¿A cuánto ascienden las pérdidas de EVO y, sobre todo, es positivo su margen de intermediación, lo que condicionaría su viabilidad? ¿Se puede formalizar la venta de ochenta oficinas con la promesa de conceder una ficha bancaria por parte de las autoridades españolas? Demasiadas incógnitas todavía por aclarar rodean a la venta de EVO al fondo norteamericano Apollo por unos sesenta millones de euros, como ayer anunció el propietario de dicha red, NCG Banco.
El consejo del FROB, accionista mayoritario de NCG, dio luz verde a uno de los cinco candidatos, todos internacionales, que apostaban por quedarse con la antigua red oficinas de NCG de fuera de Galicia, que operaban bajo una misma marca comercial y con diferentes ofertas a las habituales de la entidad presidida por José María Castellano. Esas 80 oficinas, nucleadas en torno a EVO, eran las que quedaban al margen de la red gallega tras la venta de las sucursales (Asturias y León, sobre todo) que la resultante de la fusión de las cajas realizó este mismo año al Banco Etcheverría, con los venezolanos de Banesco en su capital.
Compromisos
El compromiso de conceder ficha bancaria a EVO, solicitada al Banco de España desde finales del año pasado, queda plasmado en el calendario de la transacción divulgado por NCG, con “la constitución societaria de EVO” prevista para el próximo mes de octubre, y su “segregación de NCG” y “operativa en solitario” para el año que viene. Por tanto, ni siquiera es una filial del banco presidido por Castellano.
Al margen de las críticas de la oposición, que apunta a una operación de apalancamiento por la cual la propia NCG financiaría la compra de EVO al fondo Apollo, la reacción de la propia conselleira de Facenda suscita dudas, que también han mostrado los sindicatos. Elena Muñoz explicó que todavía quedan por conocer «en profundidad» las condiciones de la venta, si bien abundó en que la operación «garantiza el mantenimiento de los puestos de trabajo», que están fuera de la comunidad, y «garantiza esa continuidad de la entidad, que no podría haber continuado de no ser por la adquisición».
Los números de EVO
Los escasos números que NCG difunde de la operación y de las dimensiones de EVO, una réplica de la banca directa de ING en la etapa de César González Bueno, ahora consejero delegado de NCG, hablan de un negocio “limpio”, a priori “sano”, sin agujeros, con una tasa de morosidad de un escaso 0,04% (0,2% en marzo, cuando cumplió un año), que fuentes del sector financiero estiman que el traspaso podría haber alcanzado los 100 millones de euros. ¿Por qué esta diferencia?
De la información que divulga NCG se desprende una inversión crediticia de 702 millones de euros, por unas operaciones de pasivo (depósitos) de 1.603 millones. La propia NCG considera que “la operación valora EVO Banco en un 55% de su valor neto contable”.
Fuentes financieras consultadas por Economía Digital dudan que el objetivo de Apollo sea realmente el negocio financiero de EVO. De hecho, armar un balance para dicha red a partir de los datos divulgados por NCG resulta complicado. De la información divulgada se desprende que un pasivo algo superior a 1.600 millones y un activo de 700 en créditos no resulta creíble a falta de justificar otros 900 millones de activo, que debería repartirse entre tesorería, posiciones de deuda pública o patrimonio inmobiliario, entre otros conceptos.
Veinte millones en márketing
No menos complicado resulta avanzar una cuenta de resultados propia para la red de EVO. Esos 1.600 millones de pasivo captados con la cuenta inteligente, prácticamente su único producto, se comenzaron retribuyendo al 3% (ahora, al 2,25% por la normativa del Banco de España), y se cruzarían con activos a corto plazo. Así, el margen de intermediación (la diferencia entre lo que paga por los depósitos y lo que cobra por los créditos) sería negativa. Aún aplicando un margen positivo de 1%, los ingresos generados serían de 6,89 millones.
Pero frente a esos ingresos, para armar la cuenta de resultados, estarían los costes de oficinas, personal (590 trabajadores), servicios centrales, informática… De ahí que, desde algunos medios, se hable ya de unas pérdidas acumuladas en su primer año de vida de hasta 400 millones de euros. Todo ello arroja más dudas sobre la inminente privatización de NCG sin un esquema de protección de activos o nuevas inyecciones.
De que el nacimiento de EVO, en plena crisis financiera, es una gran operación de márketing dan cuenta una inversión en el proyecto, tanto en estudios de mercado y análisis, como en publicidad, que suma unos 20 millones de euros, según fuentes financieras, a razón de un millón de euros al mes teniendo en cuenta que el coste del lanzamiento, el primer año de vida de la marca, supuso un desembolso de unos doce millones de euros.