La venta de Catalunya Caixa vuelve a la casilla de salida
El Santander continúa como el banco con más posibilidades de tomar el control de la antigua caja de ahorros catalana
No habrá pugna y será una venta, vía subasta o cualquier otro modelo, sin demasiado sex-appeal. Catalunya Caixa, hoy propiedad del Frob (el organismo público nacionalizador), no interesa como red bancaria. Ni a los grandes ni a los medianos. Su negocio, incluso si se sanea y se limpia de morosidad y riesgo, no tiene cabida en ningún grupo financiero español que no sea el Banco Santander de Emilio Botín.
En los últimos días, algunas entidades han jugado al despiste y los medios han incurrido en sus juegos de estrategias. Se especula con la posibilidad de que CX siga siendo catalana, una opción casi estratosférica a estas alturas de evolución del mapa financiero catalán. Aunque La Caixa participará en el proceso, pujará por los restos de la caja de la Diputación de Barcelona y parecerá interesada, resultará muy difícil que resulte adjudicataria de su negocio. Lo mismo va a suceder con el Banco Sabadell, que preside Oliu, y que ya ha cumplido con su cuota de absorber dificultades ajenas.
Caso omiso a la presión política
Ni la presión que puedan hacer los poderes públicos catalanes, que en plena ebullición de los movimientos nacionalistas y en medio de la efervescencia soberanista ven alejarse otro elemento de poder económico, servirán para que La Caixa y el Sabadell jueguen en serio por CX. Aseguran que esa no es su batalla actual.
Emilio Botín y su Banco de Santander es el que tiene, otra vez, más posibilidades de jugar a nuevo propietario. Botín tiene poco negocio minorista en Catalunya y la red de CX le permite completar la posición de mercado en el levante español. Si la comprara La Caixa, por ejemplo, habría que cerrar unas 800 oficinas de manera inmediata para evitar redundancias y posiciones de monopolio o máxima hegemonia de mercado.
BBVA ya tiene Unnim
El BBVA de Francisco González tampoco tiene ninguna necesidad de mejorar su posición de mercado en territorio catalán. Ya compró el conglomerado de cajas de ahorros agrupadas bajo la marca Unnim. Con ella, ha completado una buena posición de mercado y añadir el negocio de CX le llevaría a sumar más dificultades inmediatas y pocas posibilidades de digerirlo bien.
“Es necesario mantener la tensión de nuestro grupo, seguir las indicaciones del Frob y del Banco de España, pero no tenemos ya el coraje o las ganas necesarias para una fusión, compra o absorción adicional”, relata bajo condición de anonimato un ejecutivo de una de las entidad que optarán a quedarse con el grupo financiero propiedad del Frob.
Esa es la situación actual: un grupo de entidades no interesadas, pero deseosas de cumplir con el Frob y el Banco de España, mientras otro grupo interesado desea que no se encarezca la adquisición y que, además, el producto con el que se hagan esté limpio de todo tipo de sorpresas financieras.