La economía que viene: China y el bitcoin nos complicarán la vida
Las gestoras prevén un 2018 marcado por la desaceleración en China, un posible desplome del bitcoin y la evolución de la inflación
Las previsiones de algunas de las mayores gestoras anticipan un 2018 complicado por la desaceleración de China, la evolución de la inflación o el endurecimiento de la política monetaria, e incluso «cisnes negros» como un posible desplome del bitcoin por un complot entre Rusia y China.
Entre las previsiones para el próximo año destaca la tradicional lista de «cisnes negros» o eventos muy improbables que anualmente elabora Saxo Bank, y que este año incluye la subida del bitcoin a máximos históricos, por encima de 60.000 dólares, para después caer hasta los 1.000, por un complot entre Rusia y China.
La entidad aclara que no se trata de «perspectivas oficiales, sino de eventos y movimientos atípicos» que, de producirse, tendrían un enorme potencial para alterar las opiniones del consenso. Saxo Bank matiza estas «descabelladas predicciones», ya que hace un año muchos pensaron que 2017 sería un ejercicio volátil, por cuestiones como el brexit y el ascenso de Donald Trump, pero el ejercicio ha sido «llamativamente tranquilo».
Con un análisis más convencional, Schroders y Fidelity apuntan a la inflación, el endurecimiento de la política monetaria y la desaceleración del crecimiento en China como los elementos que habrá que tener en cuenta en 2018. En su informe de perspectivas, Fidelity destaca que la desaceleración de China lastrará el crecimiento global, en un entorno de inflación controlada que permitirá a los bancos centrales evitar subidas contundentes de tipos.
La gestora Schroders estima que en 2018 habrá un crecimiento global hasta del 3,3%
La Reserva Federal de Estados Unidos, el banco central que con mayor brío ha emprendido la senda alcista, actuará previsiblemente con «cautela», y con toda probabilidad aprobará sólo dos subidas de tipos durante el año, todo lo cual pinta un marco «favorable» para los mercados.
El economista jefe de Schroders, Kenneth Wade, comparte estas impresiones, e indica que la gestora ha mejorado sus previsiones de crecimiento global para 2018 hasta el 3,3%, frente a la estimación anterior del 3%. Esto marca una aceleración moderada desde 2017 y, de confirmarse este pronóstico, esto convertiría a 2018 en el año de mayor crecimiento mundial desde 2011.
Los datos que aporta Fidelity respaldan esta tesis, ya que el PIB europeo crece a buen ritmo, tanto en el centro como en la periferia, y la confianza de los inversores no deja de crecer, al tiempo que las rentabilidades y los beneficios de las empresas sigue recortando distancias con sus homólogas europeas. No obstante, Fidelity alerta de que «las tensiones y la ralentización económica tanto en Estados Unidos como en China» impiden descartar «una desaceleración generalizada”.
Fidelity señala también el frente político como fuente de alguna sorpresa en 2018, aunque recuerda que las elecciones en Francia, Alemania o Reino Unido «no alteraron realmente el mercado», por lo que no cabe esperar turbulencias de las elecciones generales previstas en Italia. No es previsible que el Movimiento Cinco Estrellas, del que más recelan los inversores, llegue al poder. En el Reino Unido «es posible» que el partido laborista se imponga a los conservadores, lo que «sería negativo para los mercados y ciertamente para la deuda pública británica a corto plazo”.
Aunque el mercado no está especialmente barato, es posible lograr rentabilidades sólidas en 2018
Por lo que respecta a la renta variable, Fidelity ve que las perspectivas a corto plazo en Europa son positivas, ya que la mayoría de las economías nacionales están «rebotando»; aunque la bolsa del viejo continente no está barata, prosigue el análisis, sus valoraciones son atractivas teniendo en cuenta cuáles son las alternativas. De ahí un mayor apetito por el riesgo, por el que los inversores «cada vez están dispuestos pagar más».
Desde Schroders, el responsable de éste área para Europa -incluido el Reino Unido-, Rory Bateman, apunta buenas perspectivas para la renta variable europea en 2018, incluso después de sus recientes ganancias. El índice MSCI Europe se ha revalorizado un 9,3% en lo que va de año, añade, y las valoraciones europeas a largo plazo se están aproximando a sus medias históricas.
Por lo tanto, podría decirse que el mercado «no está especialmente barato», aunque pueden lograrse sólidas rentabilidades el próximo año gracias a tres factores: la mejora de los márgenes de beneficio de las empresas, el descenso de la inflación y la caída de las correlaciones.