Fainé compra Banco de Valencia por un euro y con sólo 1.000 millones en riesgo
La Caixa se garantiza ayuda pública durante los próximos 10 años
La Caixa, a través de Caixabank, ha cerrado el acuerdo con el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) para la compra íntegra de Banco de Valencia. La entidad catalana pagará un euro y asumirá 1.000 millones en riesgo. Durante la recta final de las negociaciones, celebradas este fin de semana, ambas partes han optado por una subasta al uso y no por la compra parcial del negocio bancario. Ese era el planteamiento inicial.
De este modo, el banco de la burguesía valenciana se ha adjudicado como la Caja de Ahorros del Mediterráneo –vendida a Banc Sabadell— o Unnim –entregada a BBVA—, es decir con un esquema de protección contra activos (EPA). Dicho de otro modo, el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, se garantiza ayuda pública indirecta para atenuar futuras pérdidas.
Posibles minusvalías
Sin embargo, se expone al 27% de las minusvalías que genere durante los próximos 10 años y a parte de la exposición inmobiliaria. Hasta septiembre, Banco de Valencia perdió 389,4 millones. Si la institución financiera catalana desvía el tiro y no logra poner en valor el negocio, podría dejarse hasta 1.000 millones en la aventura, según el actual escenario. Ese tramo no está protegido por ningún plan de contingencia. El Frob respondería por otros 2.000 millones como máximo.
Los cálculos en la sede del banco catalán apuntan en otra dirección. Banco de Valencia se entregará con una mochila inmobiliaria poco pesada por lo que Caixabank se centrará en devolver a la rentabilidad a su nueva franquicia sin que la absorción altere el balance. Los de Fainé estiman que, como mínimo, una quinta parte de las oficinas es totalmente complementaria a la red de sucursales de Caixabank. Ello les permitirá liderar el mercado minorista en buena parte del arco mediterráneo.
Fuga de pasivo
Fainé tendrá que darle la vuelta a la situación con agilidad. Aunque todos los clientes de Banco de Valencia tienen garantizados por el Banco de España el reintegro íntegro de los depósitos, muchos no han esperado a comprobarlo, y en los primeros nueve meses de este año se han fugado del banco 600 millones. El plan de recapitalización que está ejecutando el Frob pasa por redimensionar la capacidad productiva y reducir todavía más sus costes, hasta cerrar 70 oficinas y dejar la plantilla en un máximo de 485 empleados. Probablemente, La Caixa redundará en la estrategia hasta lograr la dimensión y distribución que perseguía originalmente con las negociaciones de compra.
La exposición inmobiliaria que absorberá La Caixa es relativamente manejable, se valora en 495 millones. Según un comunicado oficial del Frob, se traspasarán a la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), el banco malo, 4.500 millones en activos, es decir el 90% de la cartera. De este modo, Banco de Valencia empezará prácticamente desde cero en Caixabank con el problema focalizado en la actividad estrictamente bancaria. Cabe añadir que en el año que ha durado la gestión del Frob, las pérdidas se han reducido de los 876 millones a los 359 actuales.
Asunto personal
Esta evolución permitió a José Antonio Iturriaga, el hombre de confianza del presidente del Frob, Fernando Restoy, en la entidad mediterránea, evitar la liquidación de Banco de Valencia. También habría convencido al consejero delegado de Caixabank, Juan María Nin, para que aceptara la compra total de Banco de Valencia a cambio del EPA y de 1.000 millones menos en exposición al ladrillo. Iturriaga se había fijado subastar con éxito Banco de Valencia como meta prácticamente personal, según varias fuentes financieras, particularmente después de evitar que el Banco de España y la Comisión Europea optaran por cerrarlo.
La privatización es para Iturriaga la opción más económica. El hecho de que este fin de semana se conociera que el rescate europeo se hará líquido en diciembre ha permitido optar por la subasta con protección. Las próximas adjudicaciones se materializarán con las condiciones europeas impuestas a cambio del rescate, es decir, sin ayudas.