El Santander ve riesgos en la política fiscal de Pedro Sánchez
Advierte de los efectos negativos que tendría en el banco un cambio en la tributación de los dividendos, como el del proyecto de Presupuestos para 2019
El sector financiero continúa sin relajarse, a pesar de que está logrando esquivar la subida de impuestos que le acecha desde la moción de censura a Mariano Rajoy. Aunque los últimos meses han sido más tranquilos, la investidura de Pedro Sánchez como presidente trajo la amenaza de una tasa específica para el sector -que se desdibujó a medida que transcurrían los meses-, y que dio paso a una presión constante de mayores impuestos; una tendencia que no es única de España, según explica el Santander.
La entidad presidida por Ana Botín, reconocía este jueves en la documentación para los inversores en sus emisiones de deuda, que uno de los riesgos a los que se enfrentan sus resultados es el fiscal. «Los gobiernos de distintas jurisdicciones tratan de localizar nuevos espacios fiscales y, recientemente, se han centrado con especial atención en el sector financiero», apunta.
Respecto a España, el primer banco del país, hace una referencia concreta a las medidas incluídas en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019; concretamente a la referidas al incremento de las bases imposibles. Más allá de quejarse por el tipo mínimo en Sociedades del 18% -los bancos españolas ya han asumido ese nuevo escenario y al menos hasta el primer semestre declaraban impuestos por encima de ese nivel-, el Santander muestra su preocupación por el efecto de la no exención tributaria de los dividendos repatriados; algo que para el banco es especialmente significativo, por su elevada internacionalización.
En este sentido, Santander cita específicamente «la propuesta de limitación de la exención sobre dividendos contemplada en la propuesta de ley de Presupuestos Generales del Estado 2019, cuya aprobación hubiera conllevado que el 5% de los impuestos repartidos a sociedades españolas hubieran estado sujetos y no exentos en el impuesto de sociedades», revela.
Esta propuesta prolonga una vieja una divergencia entre el banco y el ministerio de Hacienda que lidera María Jesús Montero. En julio de 2018, José Antonio Álvarez, consejero delegado del Santander, fue un contundente al rechazar tanto un impuesto específico sobre la banca, com un recargo sobre los dividendos obtenidos por negocios en el extranjero, abriendo incluso la puerta a replantar la estructura corporativa del banco.
El 10-N abre todas las posibilidades
Aunque la convocatoria de elecciones puede provocar que la batería fiscal propuesta por el gobierno socialista se quede en el cajón, tampoco puede descartarse que se cuele en el programa electoral socialista y que, dependiendo del resultado electoral, regrese como propuesta la próxima legislatura.
Este miércoles, durante su intervención en el Congreso, la ministra de Hacienda hacía suya la opinión del coordinador federal de IU, Alberto Garzón, cuando insistía en que la banca pagaba pocos impuestos e insistía en que esa situación podría paliarse en el futuro (dando por hecha la victoria del PSOE el 10-N), con unos nuevos Presupuestos.
El Ministerio de Hacienda calculaba que las medidas fiscales incluidas en proyecto de Presupuestos de 2019 –unos 3.600 millones a abonar por las empresas españolas-, conllevaría un incremento de la recaudación de 5.600 millones a partir de 2020; entre ellos por la inclusión de una tasa sobre las Transacciones Financieras.
El Santander también recoge este impuesto entre los posibles riesgos para el negocio y los resultados operativos del banco, pero no la versión española, sino la europea -‘la tasa Tobin’-, que podría dar vida en el futuro la Comisión Europea.