El misterio de los tres millones: el BBVA y los números de cuenta de un matrimonio catalán
Los afectados, que dicen ser víctimas de una estafa por el cobro de una herencia familiar, fracasan al reclamar por vía judicial las cuentas que tuvieron en Caixa Terrassa, hoy BBVA. El banco niega los datos que la pareja exige para desvelar la trama de una herencia esfumada
Cintia Borrell Oliver y su marido Jordi Gil llevan más de siete años batallando por obtener una información que cualquier ahorrador suele conseguir en pocos minutos en su agencia bancaria. El matrimonio catalán ha presentado seis demandas para intentar que el banco les aporte una información sencilla, básica para cualquier ahorrador: sus números de cuenta. Pero la información, que está al alcance de la mayoría, les ha sido negada incluso por vía judicial.
Cintia Borrell y su marido no han tenido éxito en ninguna de sus gestiones, según su versión. El banco no tiene otra: dice que no comenta ninguna información relativa a sus clientes. En conclusión, el matrimonio no pueden tener acceso a las cuentas que tuvieron en la antigua Caixa Terrassa (hoy BBVA). Se trata de una información vital que la pareja exige para desvelar qué ha pasado con el dinero familiar y con los seguros que se debían cobrar a la muerte del padre de Borrell.
La esposa se desentendió de los papeles; de los seguros y de las herencias durante los últimos meses de vida de su padre, a quien cuidó durante la enfermedad, según relatan los afectados a este diario. Había escuchado de su propia familia que existía una herencia: unos seguros de vida importantes que su padre había suscrito años atrás a través de una próspera empresa familiar radicada en Málaga que provee de ropa interior a Inditex. Tras la muerte, otros familiares comunicaron a Borrell que no había dinero, que los seguros (uno de ellos de tres millones de euros) no se pudieron cobrar.
Las sospechas a flote
La historia no hubiese trascendido si un día Cintia Borrell no hubiese sobrecargado su tarjeta de crédito personal al excederse en un consumo. Al no pagar a tiempo, el director de la sucursal bancaria la llamó para advertirle que si no pagaba de inmediato, le embargarían la cuenta «en la que tiene mucho dinero». Borrell creyó en un principio que se trataba de un error, porque ella no había abierto otra cuenta en ese banco. Pero las dudas sobre esa otra supuesta cuenta levantó las sospechas de Borrell que se acercó a la sucursal del banco para pedir información.
Antes de morir, su padre tramitaba la apertura de una cuenta a nombre de Borrell que serviría para el cobro de su seguro de vida valorado en tres millones de euros. ¿Será que algún familiar falsificó su firma para cobrar el dinero? ¿Se trataría de una trama entre los familiares y la agencia bancaria para cobrar los seguros del fallecido sin que la hija se enterara?
Dudas sobre qué sucedió con el dinero
Las dudas invadieron a Borrell, que exigió los detalles de todas las cuentas que existían en la entidad a su nombre. Necesitaba esa información básica para desvelar los interrogantes. Pero el director del banco se desdijo. Aseguró que había sido un error, que miró mal, que ella no tenía ninguna otra cuenta en la antigua Caixa Terrassa. Pero la explicación, lejos de despejar las dudas, las incrementó.
El director se jubiló y ninguno de los trabajadores de la agencia ni los directivos sucesores quisieron saber nada del tema. Tampoco la familia de Borrell, que nunca mostró interés por aclarar lo ocurrido.
Ante las negativas de la sucursal, el matrimonio se dirigió a la central de Caixa Terrassa. Al principio hallaron interés en los responsables para dar una respuesta satisfactoria a los clientes. Fue un espejismo: rápidamente, el silencio llegó también a la central. «Sospechamos que la entidad supo qué ocurrió, que se depuraron responsabilidades internas, pero que decidieron no desvelar lo sucedido», explica a este diario Jordi Gil, marido de Borrell que ha llevado el caso a todas las instancias judiciales.
Ni los juzgados ni el Banco de España
El matrimonio decidió entonces mover el caso por la vía judicial. El juicio civil en Barcelona, en el que el matrimonio exigía información de todas las cuentas que habían tenido en Caixa Terrassa se trabó por la ausencia de un dato. El magistrado les pidió lo que ellos reclamaban: el número de la cuenta sobre el que requerían la información.
La traba era insalvable: el matrimonio había interpuesto acciones judiciales precisamente para conocer ese dato. Tienen la sospecha de que un tercero abrió una cuenta a nombre de Cintia Borrell sin que ella se percatara. Y sólo quieren saber qué cuentas estuvieron abiertas a su nombre en el banco. El rechazo tan frontal para obtener esa información ha acrecentado todas sus dudas.
Hasta el Defensor del Pueblo de la Unión Europea
El matrimonio está convencido de que algo turbio se esconde detrás la opacidad bancaria. ¿Por qué cuesta tanto obtener una simple información sobre las cuentas que se han tenido en el pasado en el banco, una información que normalmente se le facilita a cualquier cliente? ¿Por qué se le imponen tantas trabas? ¿Es que, acaso, un cliente que extravíe sus libretas y no recuerde su número de cuenta no puede tener acceso a sus datos? Son los interrogantes que se formulan en este caso.
El Banco de España también ha asegurado al matrimonio catalán que no puede facilitar la información de los contratos bancarios con Caixa Terrassa, ya que, según explica, no existe ninguna normativa que le obligue a ello. Hasta el Defensor del Pueblo Europeo ha instado al Banco Central Europeo a dar una explicación a los afectados. La respuesta del BCE fue previsible: es un asunto que compete al Banco de España, que ya ha manifestado que el asunto «ha quedado resuelto favorablemente». Mientras todos lanzan la pelota, la pareja sigue haciendo las mismas preguntas para resolver el misterio familiar: ¿Cuáles han sido sus cuentas? ¿Dónde está el dinero?