El gran secreto de la banca española
Las entidades más importantes trabajan en Bizum, un sistema de pagos por móvil unificado con el que pretenden rascar en un negocio dominado por Apple
Un proyecto en el que llevan trabajando meses, pero sobre el que nadie quiere hablar. En el ajo están metidos todos los grandes —Banco Santander, BBVA, Caixabank, Bankia— aunque ninguno confirma ni desmiente. Pero el plan está ahí. Crear una plataforma conjunta, se supone que a la vanguardia tecnológica, para facilitar los pagos a través del móvil.
El nombre del invento es Bizum. Y aparenta ser el penúltimo intento de la banca tradicional en España para engancharse al gran negocio digital. En el horizonte, con demasiados palmos de ventaja, aparecen los gigantes tecnológicos que un día cayeron en que las finanzas también podían ser su terreno. Por encima de todos, Apple, pero también la propia Google o el fabricante de dispositivos Samsung.
Todos ellos cuentan con herramientas exclusivas que se han mostrado rentables y que, en algunos casos, todavía están por llegar a nuestro país. Mientras, los bancos españoles se han limitado a cerrar acuerdos puntuales con firmas punteras —caso de Caixabanx— o a desarrollar aplicaciones con todavía escasa implantación.
La idea ahora, sin embargo, pasa por crear una plataforma conjunta que sirva como estructura base desde la que las entidades ofrecerán servicios independientes. «Una operativa genérica y transaccional que sigue los estándares del mercado», describen fuentes cercanas al proyecto. A partir de ahí, cada banco adaptará esta tecnología a sus necesidades y a la estrategia comercial que definan.
Desarrollo tecnológico y gestión
La tarea ha sido encargada a Redsýs, una compañía de perfil bajo pero con gran peso en el sector de las finanzas. No en vano es el proveedor referente para operaciones de pago, sea a través de tarjetas físicas u otras vías, y socio de la mayoría de entidades españolas. También ha sido el responsable de registrar la marca Bizum.
Desde esta empresa se muestran igualmente cautos a la hora de dar detalles sobre el proyecto, aunque reconocen que su desarrollo está, desde hace meses, en manos de uno de sus equipos técnicos.
Una vez se le haya dado forma, la gestión de Bizum caerá en manos de una sociedad independiente, creada ad hoc para este propósito. Las opciones sobre cómo se gestionaría esta compañía todavía son varias. Una de ellas pasa por que los bancos participantes se repartan los títulos según la cuota de la que dispongan en el mercado español de medios de pago, según planteaba recientemente el diario Expansión.
¿Lanzamiento inminente?
Otra de las incógnitas a resolver radica en los plazos de lanzamiento del proyecto. Algunas voces situaban el pistoletazo de salida a mediados del mes de julio, con vistas a que todas las entidades pudiesen tener listo su propio Bizum para finales de año.
Fuentes vinculadas al Banco Santander confirman que el aterrizaje debería ser «inminente», aunque a día de hoy las fechas que se barajaban no parecen viables. A pesar de que el tiempo aprieta, las dificultades para poner de acuerdo a tantos actores de peso en un mismo proyecto están posponiendo su estreno.
Secretismo general
El secretismo que rodea al proyecto no es exclusivo de los bancos que lo integran. A pesar de contar con el respaldo del Banco de España y de la Comisión Europea –especialmente interesada en ofrecer alternativas a los pagos virtuales más allá de las tecnológicas estadounidenses y asiáticas, que escapan fuera de su control–, los máximos responsables económicos del país guardan silencio sobre un sistema que supuestamente pretende marcar un antes y un después en el sector financiero español.
La excepción a esta regla viene de un organismo oficial que, aunque a algunos se les olvide, también tiene mucho que decir en el campo de las finanzas. Se trata del regulador de la competencia. José María Marín Quemada, presidente de la CNMC, aseguró la semana pasada que vigilarían de cerca la creación e implementación de Bizum.
Prácticas anti-competitivas
Fuentes de la institución confirman que existe comunicación directa con los bancos implicados y que se «sigue atentamente» la elaboración del proyecto. El objetivo es que el producto final no caiga en prácticas anti-competitivas, dada la participación prácticamente unánime del sector.
El peligro, según explican las mismas voces, es que se opte por pactar precios a la baja con el ánimo de robar clientes a servicios ya en funcionamiento en España, la mayoría vinculados a operadoras, como Vodafone Wallet u Orange Cash. O, directamente, que se impida la entrada de otros actores –quizás entidades que se queden fuera en el proceso– en una tecnología que se acabe estandarizando.