Las familias españolas empiezan a tirar de crédito
Los saldos de préstamos al consumo y otros fines crecen en junio por primera vez desde la declaración del estado de alarma, hasta máximos desde noviembre
Con timidez, pero las familias españolas habrían tirado de crédito por primera vez en junio desde la declaración del estado de alarma. Los datos son todavía poco contundentes, ya que ese mes fue el primero con una actividad financiera normalizada en la banca, pero también deja la puerta abierta a que la situación económica podría estar impulsando a algunos colectivos a tirar de la financiación para hacer frente a la crisis económica generada por el coronavirus.
De acuerdo con los datos del Banco de España, en junio, por primera vez desde marzo, el crédito ligado al uso de tarjetas de crédito, entre ellas las de pago aplazado, volvió a crecer, al pasar de los 10.213 millones de mayo, a los 10.283 millones de junio. Es un aumento pequeño, pero que rompe la tendencia a la baja continuada desde finales del año pasado, por lo habrá que esperar para ver si se consolida.
En diciembre de 2019, los saldos a pagar relacionados con tarjetas de crédito revolving era de 13.620 millones. Fue su cota máxima antes de que el Tribunal Supremo señalara que el cobro de intereses por encima del 20% en estos productos podía considerarse usura. Estas tarjetas son muy tentadores para que los clientes se endeuden para pagar gastos, ya que las líneas de crédito que otorgan, aunque caras en intereses, están preconcedidas, por lo que los fondos se obtienen de forma directa sin tener que acudir al banco.
El giro en los saldos pendientes de pago en tarjetas no han venido solo. En junio también se registró un incremento en la clasificación de préstamos al consumo y «otros fines». Así, la cifra de créditos vivos en estas categorías alcanzaron en junio los 190.605 millones, aunque estarían en línea con los niveles de junio del año pasado, cuando el volumen alcanzó los 193.095 millones.
Es su nivel más alto desde noviembre de 2019 y también estaría reflejando el incremento del endeudamiento que están asumiendo las ONGs para dar apoyo a las familias españolas o algunos préstamos relacionados con negocios. Según explican desde el Banco de España, dentro de la estadística de «otros créditos» se incluirían «importes de los préstamos a hogares concedidos para finalidades distintas del crédito al consumo y a la vivienda, como negocios, consolidación de deudas y educación, así como todos los préstamos a instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares», apuntan.
El efecto de las moratorias
Las moratorias también estarían colaborando a engordar esta cifra, ya que estos procesos perdonan la devolución del principal del crédito. Hasta junio, la contración de hipotecas era insuficiente para compensar las amortizaciones a pesar, pero en el caso del crédito para consumo y para otros fines -para los que los bancos también han ofrecido estos procesos- el saldo sí va a más.
El crédito al consumo suele ser el más sensible al aumento de la morosidad. El Banco de España ya ha advertido en numerosas ocasiones que los primeros indicios de un incremento de los impagos se vería por este tipo de préstamos y no por las hipotecas. De hecho, antes de la pandemia, el organismo que gobierna Pablo Hernández de Cos ya había empezado una cruzada para que los bancos no cayeran en la tentación de pasarse en la firma de préstamos al consumo.
Con los tipos de interés en mínimos históricos, el crédito al consumo se había convertido en una herramienta para que la banca concediera crédito a tipos de interés más elevados y les permitiera mejorar su cuenta de resultados.
No obstante este repunte del endeudamiento, las familias también se están aumentando su ahorro. Los saldos en cuenta marcaron en junio máximos desde que existe estadística, en los 767.948 millones, y la tendencia podría haber continuado durante julio. Está previsto que este jueves se actualice esta estadística.