Cinco años sin Emilio Botín: el banquero agresivo
Se cumplen cinco años del fallecimiento del hombre que cambió la forma de hacer banca
En septiembre de 2014, Banco Santander era el primer banco de la Eurozona por capitalización bursátil, con 91.241 millones de euros, el segundo europeo y el décimo mundial; manejaba unos activos por valor de 1,241 billones de euros; tenía un capital social de 5.994 millones de euros repartidos en 11.988 millones de acciones y 3.229 millones de accionistas; contaba con 13.067 oficinas y 183.534 empleados en todo el mundo.
Hoy, cinco años después de la muerte de Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, el hombre que presidió la entidad durante 28 años (desde 1986), y del nombramiento de su hija Ana Patricia Botín al frente del consejo de administración, los números han cambiado bastante.
En septiembre de 2014, Banco Santander era el primer banco de la Eurozona por capitalización bursátil
El balance ha crecido hasta los 1,512 billones, el capital social es de 8.118 millones de euros, repartido en 16.237 millones de acciones y 4,054 millones de accionistas; el número de oficinas se ha mantenido estable y el número de empleados ha crecido hasta 201.804. La parte negativa es que el valor de mercado ha caído hasta los 57.331 millones de euros a cierre del pasado viernes.
No le será fácil a la presidenta repetir los números de su padre, que durante su mandato consiguió multiplicar por 30 el valor de las acciones: de 43 pesetas (0,258 euros) en 1986 a los 7,65 euros del día previo a su fallecimiento. O lo que es igual, acumular una rentabilidad anual del 12% durante 28 años. Emilio Botín superó en cuatro ocasiones la barrera de los 8.000 millones de euros de beneficio; Ana Patricia se quedó a las puertas el pasado año: 7.810 millones.
Los orígenes
Se cumplen ya cinco años de la muerte de Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, el hombre que convirtió un pequeño banco de provincias en en el mayor banco de España. Fue lo que buscó con ahínco desde que se incorporara a la entidad en el año 1958, cuando la familia era ya santo y seña de la entidad. De entre la enorme de cantidad de frases que han hecho historia en la vida de Emilio Botín hay dos que definen a la perfección su credo. La primera, “la banca es como un juego y al final siempre gana el mejor”; la segunda, “devorar antes de que te devoren”.
«La banca es como un juego y al final siempre gana el mejor»
El hecho de que Banco Santander se perdiera la primera ronda de fusiones bancarias en España puede que influyera mucho en Emilio Botín en la forma de gestionar el banco. En 1986, cuando el llegó a la presidencia del banco en sustitución de su padre, Santander era el más pequeño de los llamados “siete grandes”.
A caballo entre un club de amigos y un grupo de presión, José María Aguirre Gonzalo (Banesto), Luis de Usera (Hispano Americano), Alfonso Escámez (Central), José Ángel Sánchez Asiaín (Bilbao), Pedro de Toledo (Vizcaya), Luis Valls (Popular) y Emilio Botín (padre e hijo) mantenían una comida mensual en la sede madrileña del Banco Central (hoy del Instituto Cervantes) en la que se cocía la forma de desarrollar la actividad bancaria en los años ochenta. Fue el propio Emilio Botín el que acabó con estas cumbres al considerar que no servían para nada.
A Emilio Botín le pilló la fusión entre los bancos Bilbao y Vizcaya, en el año 1988, con sólo dos años en la presidencia y la de Central e Hispano Americano, en 1991, con cinco. A esta última unión contribuyó mucho él con el lanzamiento, en 1989, de la “Supecuenta”, con la que rompió el “statu quo” que había regido en la banca en los años anteriores: todos a una. La “Supercuenta” , ofrecía un 11% de interés a los depositantes, una rentabilidad insultante en estos momentos. Llegó a captar 150.000 millones de pesetas (900 millones de euros) en dos meses.
Entonces, las cuentas se remuneraban al 1%, cuando el precio oficial del dinero estaba en el 14%. Botín sabía que el resto de la banca no podría seguir sus pasos y así consiguió la asfixia financiera de dos de sus principales competidores, que más tarde acabarían en su órbita. Hoy, con los tipos en el 0%, Santander ofrece un 0,14% de media por los nuevos depósitos.
Un directivo con carácter
Emilio Botín fue muy aficionado a gestionar el banco de una forma agresiva, aunque todo el mundillo financiero le reconoció siempre su extraordinaria visión acerca de dónde había oportunidades de negocio. Todo lo que no hizo en sus primeros años de presidencia lo recuperó en los siguientes.
Todo lo que hizo Botín en sus primeros años de presidencia lo recuperó en los siguientes
En 1994 se lo jugó a una carta: se quedó con Banesto. Dicen que puso la cifra de compra (313.000 millones de pesetas, unos 1.881 millones de euros) de su puño y letra, pero se le olvidó firmar. Tuvo que hacerlo después a requerimiento del Banco de España, promotor de la subasta. Pagó 762 pesetas por título, 100 pesetas más que la oferta de BBVA y 200 más que la de Argentaria. Quizás uno de sus grandes errores fue tardar 19 años en integrar la marca en Santander, lo que le hubiera permitido un importante ahorro de costes.
En 1999 sorprendió con una fusión, nada más nacer el euro, con Central Hispano. Con esa operación consigue lo que siempre persiguió: ser el mayor banco de España. Botín siempre pensó que había que ser primero líder en España para luego ser grande en el mundo.
La expansión
Después vinieron Banespa (Brasil), Serfin (México), Santiago (Chile), Abbey (Reino Unido), Real (Brasil)… Llegó a comprar el Antonveneta (Italia) y venderlo poco tiempo después a Monte dei Paschi di Siena para conseguir una plusvalía de 2.400 millones y evitar lo que menos le gustaba: las ampliaciones de capital.
Con Emilio Botín al frente, Santander fue la primera empresa española en ganar más de 3.000 millones de euros, concretamente 3.136 millones en el año 2004 y en su momento, 2009, la empresa que más beneficios obtuvo en España: 8.943 millones, que sólo ha sido superada una vez, en 2010, por Telefónica, con 10.176 millones de euros.
El legado
Con los deberes ya hechos, Botín quiso que la marca Santander se hiciera más cercana y más global y para ello, nada mejor que el patrocinio deportivo, que concentró en el fútbol (Copa Libertadores, Copa Sudamérica) y en el automovilismo, impulsando la carrera de Fernando Alonso, primero en la escudería británica McLaren y después en Ferrari.
Por los espacios reservados para el banco de los diferentes circuitos de la Fórmula 1 pasan políticos, empresarios, “celebrities”… Han sido testigo de muchos grandes negocios. Tres días antes de su repentina muerte, Emilio Botín había estado en el mítico circuito de Monza, cerca de Milán, la segunda “casa” de Ferrari.
Con el patrocinio deportivo, Botín convirtió el banco en una marca más cercana y global
En los cinco años que Ana Patricia Botín lleva presidiendo la entidad, Santander ha ganado 25 millones de clientes en todos los países donde está presente, hasta los 142 millones. Aunque el valor de la entidad se ha resentido por el fuerte castigo sufrido por el sector financiero en Bolsa en los dos últimos años.
No obstante, el banco llegó a superar en 2015 la barrera de los 100.000 millones de euros de capitalización bursátil. Siguiendo la línea paterna, la presidenta movió rápidamente ficha para hacerse con Banco Popular, intervenido por las autoridades europeas, en junio de 2017 por un euro y una ampliación de capital de 7.000 millones. Ya lleva tres durante su mandato.