Caixabank debe 600M a sus prejubilados a las puertas del nuevo ERE
Caixabank gastará la mitad de sus reservas para exempleados en despedir o prejubilar a 2.157 personas
La hoja de ruta marcada por Gonzalo Gortázar en Caixabank, compartida por otras entidades, es clara: menos oficinas y más grandes para atender a los clientes que todavía prefieren ir a la oficina que al dentista —comparación hecha por el propio Gortázar—, y más digitalización. Al fin y al cabo, es lo que pide el mercado. Por tanto, también menos empleados, pero más preparados, más volcados hacia ese fin.
Caminando hacia esa dirección, el banco catalán anunció el cierre de cerca de 800 oficinas, que supondrá la la salida de 2.157 empleados. Llueve sobre mojado para un banco que ha completado en los últimos cinco años hasta ocho planes de desvinculación, todos pactados y con voluntarios y prejubilados, como consecuencia de las compras de Banco de Valencia, Barclays, Caixa Girona y Banca Cívica.
Para ello, Caixabank ha gastado unos 1.500 millones de euros en prejubilaciones. O mejor dicho, está en ello. A cierre de 2018, debía aun a sus prejubilados 633 millones, según consta en su informe anual, ya que son cantidades que se van pagando durante unos años hasta que el beneficiario empieza a percibir la pensión de jubilación de la Seguridad Social.
Desde 2014, en ocho planes de desvinculaciones y prejubilaciones, más de 4.000 empleados del banco que preside Jordi Gual han optado por la segunda opción. Como cada plan suponía la salida de personas más jóvenes, llegaron a abandonar el banco prejubilados empleados de 53 años, a los que todavía les quedaba, pues, diez años para poder empezar a ser pensionista.
Caixabank ha llevado a cabo ocho planes de prejubilaciones en cinco años, con la salida de más de 4.000 personas
El año pasado, Caixabank redujo esa factura. Al menos, lo que provisiona para prejubilados, en 100 millones. También el resto de provisiones laborales, como consecuencia de un 2018 relativamente tranquilo en ese aspecto. Las de carácter laboral son la mayoría de las provisiones de Caixabank, ya que supusieron 3.000 de los 4.300 millones.
En esas reservas que hace el banco, hay una parte que son para compromisos a largo plazo, como con los prejubilados, y otra que el banco denomina “obligaciones de prestaciones definidas post-empleo”. Esta última es de 1.987 millones, de los que más de la mitad se tendrán que utilizar para el ERE que actualmente negocia con los sindicatos, cuyo coste se estima en unos 1.000 millones.
Aunque las negociaciones están encalladas, la intención de la entidad es cerrarlo como los anteriores. Con 100% de salidas voluntarias —en algunos ERE incluso ha tenido más voluntarios que las salidas previstas— y prejubilados. Por tanto, Caixabank se comería parte de esas provisiones y, además, debería dotar más el capítulo de prejubilaciones, aunque cada mes hay beneficiarios que dejan de cobrar del banco.
Recortes en la banca
En los últimos años, cerca de 6.000 personas han abandonado Caixabank vía planes de desvinculación, con un coste de unos 2.000 millones de euros. Este plan elevará la factura a 3.000 millones y las salidas a 8.000.
El resto del sector no vive mejores momentos. La banca española ha recortado unos 83.000 empleos en la última década y este 2019, podrían sumársele unos 10.000 más. Además de Caixabank, el Santander planea afrontar el recorte de unos 3.000 puestos de trabajo, mientras que BBVA piensa en prejubilaciones. La posible fusión de Unicaja y Liberbank también podría comportar despidos.