Caixabank-Bankia: los inversores quitan presión a Fainé
Bankia frena la fuerte subida en bolsa del viernes, facilitando la negociación de la ecuación de canje
Los títulos de Caixabank y Bankia retornan a la calma tras las imponentes revalorizaciones del viernes. Esta vuelta a la normalidad bursátil es un indicio de que el mercado descontó el valor de la operación a la espera de nuevas informaciones desde las entidades.
Isidre Fainé busca que Criteria Caixa, máxima accionista de la entidad catalana, ostente, mínimo un 30% de la entidad resultante de la fusión teniendo en cuenta el peso actual de Criteria en Caixabank es del 40%.
Los inversores dan por buena una fusión que permita al Estado controlar un 15% del capital y dan poca credibilidad a una posible contraoferta por Bankia
El financiero comprobó en la última sesión de la pasada semana que el foco inversor se focalizaba en Bankia por el peso de la Moncloa en la entidad. Los títulos de Bankia se revalorizaron más de un 30% disparando la capitalización de Bankia en 800 millones.
El 61,82% que ostenta el Estado a través del Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria (FROB) ofrece ahora un valor cercano a los 2.400 millones de euros, que posibilita a Pedro Sánchez a exigir un canje del 15% de las nuevas acciones del grupo.
De inicio, el canje de acciones entre Bankia y Caixabank es mucho más positivo para la catalana, aunque el ascenso bursátil de la antigua Caja Madrid permite reducir la diferencia a 1,48 acciones desde las 2 previas a la noticia.
Caixabank mantiene el pulso
El mercado es consciente de que el Estado juega un papel vital en las negociaciones y que la fusión puede ser muy fructífera para las cuentas del Estado en busca de una posición privilegiada en un grupo que será el más grande en España por volumen de activos, 650.000 millones.
Gracias a la recuperación en el IBEX 35 de Bankia, el tándem Sánchez-Iglesias es consciente de que puede obtener una prima cada vez más atractiva si los títulos de Bankia continúan su escalada bursátil.
Pero el mercado pone el freno. Los títulos de Bankia se frenan en bolsa y da una bombona de oxígeno a Fainé para comandar las negociaciones de fusión.
Aunque ambas entidades cotizan por debajo de su valor en libros, Fainé cuenta ahora con el favor del mercado, Caixabank ascendió el viernes alrededor de un 30% y baja menos que la antigua Caja Madrid el lunes, y el presidente de Criteria no está tan presionado para ofrecer una potente prima al Estado.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se pronunció sobre la operación en una entrevista en TVE. Para el presidente, la operación tendría “elementos muy positivos” y aseguró que el sector bancario español “tiene que dar un paso adelante (respecto a la concentración) por su tamaño”.
Sin distorsiones ni contraofertas
Los inversores vuelven a mostrar las cautelas que tenían sobre los valores bancarios y con los precios frenados las primas que puede recibir el Gobierno por la absorción de Caixabank sobre Bankia no sería muy jugosa.
Pese a todo, el objetivo del Gobierno sigue siendo encontrar un método para recuperar, al menos en parte, los más de 24.000 millones que Bankia debería de devolver al Estado, sin olvidar el dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros.
La fusión es de tal envergadura que el mercado parece descartar que un tercer actor entre a una posible contraoferta, pues se trata de una operación con el objetivo final de aumentar negocio, reducir costes y mejorar márgenes en un entorno de tipos de interés bajos.
El coronavirus añade más presión a la ya de por sí dañada rentabilidad de las entidades. Las operaciones corporativas sobre bancos no ofrecen gran atractivo por lo deprimido de sus negocios y se trata de uniones estratégicas para salvaguardar al máximo los negocios.
Esa es la argumentación que esgrime el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, al instar a la banca española a las fusiones. La autoridad monetaria europea teme que, tras las grandes inyecciones de liquidez, el sector aflore problemas de liquidez y solvencia ocultos en una morosidad irreal por los aplazamientos y renegociaciones de deuda.