BBVA mantendrá la visibilidad de la marca CatalunyaCaixa
La integración de la caja en la estructura del banco supondrá el despido incentivado de otros 400 trabajadores
BBVA y el mayor accionista de CatalunyaCaixa, el fondo público de rescate FROB, avanzan en la integración de la antigua caja de ahorros en la estructura del banco, que se adjudicó el grupo que preside Francisco González este verano en una subasta pública.
Se espera que durante febrero se puedan entregar las llaves, así que las primeras decisiones cobran forma. Dos de las principales cuestiones sobre el futuro operativo y de la plantilla tienen una respuesta bastante nítida.
La caja roja
La relativa a la marca es la menos madura, pero la decisión de dar visibilidad a CatalunyaCaixa –la caja roja, como se le llamaba popularmente para distinguirla de la azul, La Caixa– está prácticamente garantizada.
La opción con más posibilidades que está sobre la mesa de los equipos de marketing pasa por respetar los emblemas de la franquicia catalana y añadir en todas las plataformas de comunicación el sello grup BBVA (grupo BBVA). Fuentes oficiales del banco aseguran, sin embargo, que aún no se ha tomado una decisión final sobre la materia.
De confirmarse la estrategia, el BBVA rompería con su comportamiento tradicional en este campo. Las dos últimas grandes compras en Cataluña supusieron, al final, el olvido de los emblemas de Banca Catalana y Unnim.
Los casos de Unnim y Banca Catalana
A diferencia de los dos anteriores casos, CatalunyaCaixa es una marca fuertemente arraigada. La escasa variación respecto a Caixa de Catalunya, sello de la caja antes de fusionarse con Tarragona y Manresa, ha permitido mantener el fuerte componente de apego territorial que labró durante años la institución fundada por la Diputación de Barcelona.
Para el BBVA, se trata de un activo publicitario y de solvencia con el cliente que está dispuesto a mantener. No en vano, cada mes cerca de un millón de personas ingresan su nómina en la entidad.
Unnim –resultante de la unión de Terrassa, Sabadell y Manlleu– era un nombre de nueva cuña que apenas llevaba meses en el mercado cuando el banco tomó las riendas. La Banca Catalana de los Pujol, por su parte, carecía de una repercusión social irrenunciable y se sustituyó poco a poco. El cambio se aceleró cuando el BBVA no encontró comprador para la ficha de Banca Catalana.
La situación ahora es diferente. CatalunyaCaixa ofrece solidez al negocio bancario en territorios como el Baix Llobregat, la propia ciudad de Barcelona y su área metropolitana.
Más despidos
El marco donde las opciones para el banco se reducen es en el laboral. Según las primeras estimaciones, Bruselas pedirá a BBVA y al FROB que reduzcan la plantilla en otros 400 profesionales.
La intención de los nuevos propietarios es reducir la plantilla con incentivos. Preferentemente, prejubilaciones. Las salidas no necesariamente afectarán a la plantilla nativa de CatalunyaCaixa. Considerarán también la original de BBVA y Unnim.
Se prevé que los sindicatos jueguen un rol decisivo para organizar el redimensionamiento del grupo en la comunidad autónoma. En este sentido, las fuentes consultadas recuerdan la experiencia de la integración de Unnim, que se hizo sin conflictividad.