La banca española aparca las fusiones
El mal momento que viven los bancos en bolsa, su enfoque a la digitalización y la escasez de buenas operaciones lleva a las entidades a frenar la concentración
La nueva ola de fusiones que asomaba a mediados del año pasado, y que parecía que arrancaba –de forma tan abrupta como prometedora– con la compra del Popular por el Santander, se ha frenado en seco sin más operaciones importantes. El sector cada vez ve más difícil seguir con la concentración y ha cambiado su foco.
Eso no significa necesariamente que no vaya a haber operaciones, pero ni se buscan ni, si las hay, serán importantes. Y eso que Bankia está en el aparador. Pero pese a los intentos del Gobierno –primero de Luis de Guindos; luego, de su sucesor en el ministerio de Economía, Román Escolano– y de Ignacio Goirigolzarri de colocar la entidad al BBVA, Francisco González no está por la labor y no para de repetirlo: “No estamos interesados en bancos físicos”.
El banco en manos del FROB es desde hace meses el objeto de deseo de los grandes en España. Tiene volumen, presencia territorial y ya está saneado. Además, el Gobierno tiene el objetivo de ir desinvirtiendo su 60%. El problema es que los que podrían no están interesados y los que están interesados difícilmente podrían optar a nada que no fuera una fusión casi de igual a igual… o perdiendo.
Bankia está en el aparador, pero los que pueden comprarlo no quieren, y los que quieren no pueden
Tampoco es el mejor momento. Varios factores recomiendan a los bancos esperar, según explican fuentes financieras. El más importante es el bache de las entidades en bolsa. De hecho, todo el primer trimestre ha sido un bache para el sector, principalmente por las incertidumbres políticas, el descenso del IBEX y de Wall Street y la perspectiva de que las subidas de tipos no empezarán hasta 2019.
Solo uno de los cinco mayores bancos del IBEX cerró el primer cuarto de año en verde… y por los pelos. Se trata del Sabadell. Josep Oliu vería con buenos ojos una fusión con Bankia siempre y cuando pudiera tener el control, y actualmente no está en dichas condiciones –Bankia vale más que el Sabadell en bolsa–.
Caixabank está en una situación algo mejor, pero no quiere hablar de fusiones. Sólo se ha dejado el 0,8% entre el 1 de enero y el 31 de marzo, mientras que Bankia ha perdido casi el 10% de su valor. El hecho de que la banca catalana se comporte mejor que el resto del sector este año es que terminó el pasado peor por la crisis catalana, que provocó que ambas entidades trasladaran su sede social fuera de Cataluña.
La digitalización, un factor con dos vertientes
Otro factor es la digitalización. Por fin, todos los bancos se han dado cuenta de que el cliente del futuro –y cada vez más del presente– quiere operar con el móvil y se están volcando a una batalla que, quien la gane, tendrá mucho del liderazgo futuro ganado. Ana Botín y FG, que presiden los dos mayores bancos de España, lo dejaron muy claro en la presentación de los resultados de 2017: digitalización, digitalización y digitalización.
Al Santander no parece interesarle Bankia, muy redundante respecto a huella territorial, mientras que el BBVA mira hacia otro lado. Goririgolzarri, que terminó muy mal con FG en su etapa de consejero delegado de la entidad, ha hecho cantos de sirena a su antigua casa, quizá pensando en la jubilación de González, que se producirá en 2019, para alzarse como futuro presidente. Pero FG ya ha señalado a su sucesor. Además, ambos sufren en bolsa este año: casi el 10% el BBVA y el 5% el Santander.
¿BBVA + Bankia? FG ignora los cantos de sirena de Goirigolzarri, su ex consejero delegado y enemigo íntimo
Volviendo a la digitalización, además de por el foco, afecta en otra vertiente: el evidente cambio de la sociedad hacia el consumo por internet y el móvil hace que cada vez sobren más oficinas. No en todas partes, pero donde faltan, en pueblos pequeños, no son rentables. Por ello, comprar un banco en España ahora es sinónimo de reestructuración: cierre de oficinas y caros despidos.
Hay otro factor: el sector ya se ha concentrado enormemente en la última década, en la que se ha desarticulado el sistema de cajas. Eso ha hecho que las buenas oportunidades escaseen. Al margen de Bankia, el resto de posibles operaciones –Liberbank, Ibercaja o Unicaja– son pequeñas y los grandes no quieren meterse para lo poco que pueden ganar. Solo tendría sentido entre ellos para ganar volumen y estar mejor protegidos.