A la espera de que el ‘banco malo’ pueda tener éxito y venda los activos tóxicos
Los expertos creen que si se segmenta el mercado se podrá vender la mayoría de activos
La auditoría de Oliver Wyman ya ha arrojado las necesidades del sistema financiero. El Gobierno ha respirado, porque la cifra final, 53.700 millones, teniendo en cuenta los procesos de fusión, es algo inferior a lo estimado inicialmente, y muy por debajo de los 100.000 millones que el fondo de rescate europeo ha puesto a disposición del Estado.
Pero esa auditoría era el primer paso para poder esclarecer todas las dudas del sistema financiero español.
Ahora queda la recapitalización, reestructuración o liquidación de los bancos más débiles y la segregación de los activos tóxicos de las entidades que hayan podido recibir una inyección pública a la sociedad de gestión de activos. Es decir, el llamado banco malo.
Segmentación en función de la demanda
A falta de las concreciones, que se deben conocer esta semana, con la parte que asumirá el FROB y la que deberá tomar el sector privado, algunos expertos entienden que podrá tener éxito, pero siempre en función de que se pongan en marcha algunas medidas.
Angel Serrano, director general de negocio de Aguirre Newman considera que la clave es que “se puedan crear subsociedades de gestión, fragmentadas según la tipología de la demanda”. Es decir, que se puedan vender los activos, agrupados siguiendo el mercado y las necesidades sociales.
Y, según Serrano, hay salida para la mayoría de activos. El tiempo que se ofrece para que ese banco malo pueda ir resolviendo la situación, 15 años, es para Serrano un tiempo suficiente.
Inversiones nacionales
La clave principal, sin embargo, será el precio de transferencia, el precio que se ofrezca al banco malo para comprar activos tóxicos. “Si no es atractivo, difícilmente entrarán inversiones internacionales”, apunta Serrano, que ve inevitable que acudan mayoritariamente inversores españoles”.
La idea que maneja Serrano es que se pueda activar la demanda interna, que sólo ocurrirá si hay una cierta mejora de la economía, porque todo está absolutamente relacionado.
Y, en ese contexto, el banco malo debería impulsar el mercado del alquiler, con precios competitivos y atractivos, siempre con el objetivo de prestar un servicio social.
Es lo que pretenden los ayuntamientos. En concreto, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, insiste en las últimas semanas en que quiere que esos activos tóxicos que adquiera el banco malo reviertan en los municipios, que están recibiendo una alta demanda, de ciudadanos que necesitan viviendas asequibles de alquiler.
No hay un muro insalvable
La salida, por tanto, es posible. Los activos tóxicos del ladrillo, la gran preocupación de inversores y analistas internacionales, podrían no ser tan letales.
De hecho, esa es una de las conclusiones de la consultora Oliver Wyman, que confirma que serán la principal fuente de pérdidas, pero lejos de constituir un muro insalvable.
Según las pruebas de la auditora, de una cartera de 227.000 millones de crédito promotor, la banca tendría pérdidas de 64.900 millones (el 28,6%) en un primer escenario y de 97.100 millones, hasta el 42,8%, en el escenario más adverso, muy por debajo de las cifras que calculó en julio.