Zona Franca se vuelve a enfrentar con la autoridad portuaria de Barcelona
El Consorcio defiende la industria cultural frente a la visión de que sea 'hub' de mercancías chinas
En el Consorcio de la Zona Franca (CZF) no han sentado nada bien las críticas que la comunidad portuaria de Barcelona profiere contra el proyecto de destinar los terrenos que ocupaba SEAT a la industria cultural e innovadora. El director general del CZF, Esteve Borrell, considera que calificar el plan BZ Barcelona Zona Innovación de forma “frívola y caricaturesca” como el “Hollywood catalán” revela “ignorancia, porque todo el mundo sabe que cualquier industria que no incorpore las TIC no tendrá futuro”.
La comunidad portuaria barcelonesa reclama que las 50 hectáreas liberadas por SEAT en el polígono de la Zona Franca se destinen a actividades logísticas, pero Borrell asegura que, a día de hoy, ninguna empresa de ese sector les ha pedido instalarse con la perspectiva de la entrada en servicio del Moll Prat en el verano del año que viene. El nuevo muelle ganado al mar a partir del desvío de la desembocadura del Llobregat, dobla la capacidad operativa del puerto y ha sido adjudicado a la empresa china Hutchison, la mayor compañía del mundo de transporte de contenedores. Una ausencia de peticiones que se une a la circunstancia de que las dos Zonas de Actividades Logísticas (ZAL) creadas junto al Port “no están a tope”.
Cuando SEAT liberó los terrenos que ocupaba en Zona Franca, Borrell asegura que “los podríamos haber ocupado con actividades logísticas, pero lo rechazamos porque ese tipo de uso supone un menor valor añadido”. A juicio del máximo ejecutivo del CZF, alquilar 50 hectáreas era cuestión “de coser y cantar, pero no tuvimos colas de empresarios logísticos para pedir instalarse, ni tampoco se produjo ni una sola petición relacionada con el Port, entre otras cosas porque no está ocupado todo el territorio de las dos Zonas de Actividades Logísticas (ZAL)”. El directivo recuerda que sin embargo “vino una industria del automóvil para alquilarlo todo, pero nos negamos a lo más fácil porque en 2006 ya apostábamos por la política de mancha de aceite a partir de introducir las industrias tecnológicas, culturales y de contenidos en un polígono industrial como el de la Zona Franca”.
Dinamización económica
Para el máximo responsable ejecutivo del CZF, la obligación de su institución es dedicar la pastilla del BZ a actividades innovadoras que supongan “un proceso de transformación de la industria”. Para lograrlo, el CZF que nació hace 98 años con el objetivo de dinamizar la economía barcelonesa y catalana, ahora fomenta la instalación de tareas relacionadas con las nuevas tecnologías en los mismos terrenos que vieron nacer al SEAT 600 en la década de los sesenta. Borrell argumenta a título de ejemplo que el valor de Facebook o de Twitter supera al de General Motors, Boing o Ford. “Y esas compañías del siglo XXI son industrias culturales, como también lo es el sector audiovisual”, remacha.
Otro argumento que esgrime Borrell en defensa del BZ es el impulso que las actividades innovadoras relacionadas con las TIC supondrían para las exportaciones. Un modelo económico que el director general del CZF considera diametralmente opuesto al defendido por el Port de Barcelona, basado en la importación y el tránsito de mercancías hacia el norte de Europa. Una “visión teórica” sobre la que Borrell vierte todas sus dudas. “Ser la puerta sur de Europa es una posición respetable y podría apoyarse, pero yo tengo todas las dudas del mundo de que sea posible, dada la enorme competencia de los otros puertos del Mediterráneo y de que los cuatro días que se ahorran los barcos procedentes del Canal de Suez al llegar a Barcelona para evitar rodear la península por Gibraltar hasta Hamburgo, se pierden porque en nuestro puerto todavía faltan infraestructuras intermodales”.
El máximo ejecutivo del CZF, un ingeniero industrial que anteriormente tuvo cargos de alta dirección en Sanyo, Cirsa y el Grup Ferran, opina que la idea del Port de convertir Barcelona en un hub de mercancías para el resto de Europa es “una teoría que, de cumplirse, además aportaría poco valor añadido a Barcelona y Cataluña, ya que sólo beneficiaría a los sectores del transporte y logístico”. Frente a esa visión, Borrell enarbola que el CZF “constituye una realidad industrial y productiva que exporta, lo que supone un elemento clave para la recuperación económica y para el empleo”. En su opinión, “el futuro no debe basarse en importar, sino en producir y exportar desde aquí, y para eso es rentable estar cerca del Port, por ejemplo, para que los vehículos que fabricamos salgan directamente con un coste logístico mínimo”.
Generalitat
Las divergencias de opinión también alcanzan al gobierno catalán. Además de la falta de coordinación en el territorio, la visión del Puerto no es plenamente coincidente con la que defiende el conseller de Cultura, Ferran Mascarell. Antes de atender la llamada de Artur Mas y formar parte del Executiu, Mascarell apostó decididamente por el proyecto BZ en su anterior etapa al frente de RBA Audiovisual, hasta el punto de que esta compañía será una de las primeras en integrar el “cluster” cultural en la Zona Franca.
La última institución interesada en instalar su departamento audiovisual en los antiguos terrenos que ocupaba la SEAT es la Universidad Pompeu Fabra, que el jueves firmó el protocolo de adhesión. También trasladarán los departamentos relacionados con biotecnología, alimentación y TIC de la Universitat de Barcelona, la Fundación Clínic, La Salle Technova Barcelona y las productoras audiovisuales Endemol, Vértice 360, Benecé Produccions y 3A Management, además de Acciona Logística.
Todas esas empresas e instituciones necesitan una reserva de espacio para poder ubicar sus desarrollos y proyectos cerca de Barcelona, explica Borell. Y añade que el CZF se limita a “guardar” espacio de expansión a las empresas de Barcelona, un espacio excelentemente situado, con todas las infraestructuras y servicios y junto al “mejor parque tecnológico de Europa”. Para completar la oferta, el CZF alquila sus naves a “al competitivo precio de 7,5 euros por metro cuadrado y mes”.
Falta de coordinación
En la primera jornada entre empresarios franceses y españoles a favor del Corredor del Mediterráneo, el presidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB), el convergente Sixte Cambra, lamentó la falta de coordinación existente con el Consorcio de la Zona Franca, en manos socialistas. Sobre todo en unos momentos en los que la institución portuaria reclama que Barcelona se convierta en puerta de entrada o hub al sur de Europa para las mercancías asiáticas y procedentes del norte. Un empeño en el que Cambra se ha propuesto seguir el guión desarrollado hace tres años por la sociedad civil catalana a favor de que la gestión aeroportuaria pase a manos catalanas.
Que el Consorcio de la Zona Franca dependa de un “delegado especial del Estado” y el aeropuerto de la empresa pública AENA, dependiente del Ministerio de Fomento, pone en evidencia que en la capital catalana “no se rema en la misma dirección”. Cambra reclama que se aclare “el problema competencial y de liderazgo” en esa pequeña porción de territorio, para que las tres instituciones relevantes en la logística y el transporte de mercancías (puerto, aeropuerto y CZF) compartan objetivos.
El director general del CZF también es partidario de más coordinación con Sixte Cambra, con quien compartió responsabilidades en la organización de los Juegos Olímpicos, Borrell como director del Pabellón de Baloncesto de Badalona, y Cambra como máximo responsable del Estadi Olímpico. Pero el primero, que colaboró en el Libro Blanco de Telecomunicaciones de la Generalitat, defiende la necesidad de que “alguien elabore un estudio serio sobre el tipo de aeropuerto que queremos, así como del desarrollo futuro del CZF y del puerto, porque un simple cambio en la gestión supone más bien poco”.