Yamaha crea la sociedad que traspasará los activos al Grupo Sesé
Dejarán la planta catalana el 30 de marzo. El próximo lunes, los trabajadores comunicarán el número de empleados que se acogen al plan industrial y trabajarán con la compañía aragonesa
El presidente de Yamaha España, Junzo Saito, ha dado otro paso para dejar España el próximo 30 de marzo. Desde el pasado día 6 ha puesto en marcha la sociedad Palau Automotive Manufacturing, la que se encargará de realizar el traspaso de los activos de la planta de Palau-Solità i Plegamans (Barcelona) al Grupo Sesé. Aún no está operativa porque esperan conocer el número de trabajadores que se acogen al plan industrial trazado por Alta Partners, tal y como explican fuentes conocedoras de la operación a Economía Digital.
“Hasta este viernes la gente tenía tiempo para elegir si se queda o se va”, recuerda el presidente del comité de empresa en Yamaha, Óscar Rivera (CCOO). Aunque la cifra final no la tendrán hasta el próximo lunes. Los implicados en la reconversión esperan que la inmensa mayoría de la plantilla se una al proyecto industrial del grupo de logística aragonés. Básicamente porque ganaron el pulso a la multinacional japonesa en la batalla para imponer sus condiciones.
Tras un año con las negociaciones encalladas y con la tensión del conflicto laboral in crescendo, Saito dio el visto bueno para traspasar los activos industriales y humanos previo pago de una indemnización de 55 días por año trabajado. Los trabajadores que se unan a Sesé podrán cobrar un máximo de 42 mensualidades y el monto total de la compensación no superará los 80.000 euros netos ni será menor a los 4.000 euros.
El plan de prejubilaciones y bajas voluntarias que se cierra este viernes ofrece una indemnización mayor: 80 días por año trabajado. El máximo también se ha fijado en 42 mensualidades, con un tope de 90.000 euros netos y una remuneración mínima de 8.000 euros.
Marcha de Escribese
La etapa final del traspaso se hace sin la presencia del director de la empresa, José Ángel Escribese. Poco antes de que se firmara el proyecto de reconversión industrial, salió de la compañía japonesa. “La dirección comunicó el cese a la plantilla con una carta escueta en la que decían que, por muto acuerdo, terminaban su relación laboral”, afirma Rivera.
Desde el entorno del empresario recuerdan que entonces ya había cumplido con su cometido: buscar un camino para llevar la producción de Palau-Solità i Plegamans (Barcelona) a la factoría de Yamaha en la localidad francesa de Saint Quentin.