Wallapop acorrala la venta de objetos robados y medicinas ilegales
La 'app' detectará los artÃculos sospechosos tras las polémicas que la han señalado en las últimas semanas
Wallapop se ha convertido en los últimos años en el mayor mercadillo de España para objetos de segunda mano. Desde la compañía cifran en 170.000 los artículos que, cada día, los usuarios suben a esta plataforma móvil de uso gratuito. Aunque la mayoría de los productos son lícitos, dentro de este enorme catálogo también se cuelan objetos robados, ilegales o simplemente prohibidos por la empresa –sus normas de uso impiden, por ejemplo, la compraventa de animales o alimentos.
Ante las denuncias de varios usuarios, hace escasas semanas la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) emitió una advertencia pública sobre los riesgos que implicaba la venta virtual de medicamentos, en clara alusión a plataformas como Milanuncios.com o Wallapop. En enero de este año, otro usuario denunció la presencia de su antigua bici, robada en las calles de Barcelona, entre el catálogo del portal, según recogió El Confidencial.
Ambos toques de atención y las consiguientes polémicas en las redes sociales pusieron en alerta a los responsables de Wallapop, temerosos del efecto de estos hechos sobre la imagen de la compañía.
Control manual y tecnológico
Edurne de Oteiza, directora de operaciones de la compañía, reconoce a este diario la imposibilidad de controlar la totalidad de artículos publicados en la plataforma. De hecho, cifra en «entre 20.000 y 30.000» los objetos que diariamente pasan por los filtros de moderación que utilizan. Los restantes quedan sujetos a la auto-moderación del resto de usuarios, que pueden denunciar, a través de la propia app, aquellos que consideren ofensivos o directamente prohibidos.
¿Pero cómo se realiza este control? ¿Qué pautas se siguen? De Oteiza explica que éste se basa en un doble mecanismo, tecnológico y manual. A día de hoy los esfuerzos de la compañía se centran en potenciar al máximo las capacidades del primero, un desarrollo en el que están implicados a tiempo completo hasta cinco ingenieros en plantilla –la compañía cuenta con cerca de 100 trabajadores–.
Adaptación a los nuevos fraudes
Esta especie de algoritmo, todavía en una fase inicial, detecta ciertas palabras clave y los patrones de conducta de los usuarios sospechosos de fraude. También se adapta a los diferentes casos con los que se va encontrando la compañía. «Ahora detecta todos los productos que sean medicamentos», señala la directiva.
En los casos en los que el software no es capaz de aceptar o denegar la publicación del producto entra en juego el control manual de un equipo de 20 personas dedicadas exclusivamente a esta tarea. Aun así, De Oteiza advierte que «incluso una mediación manual no es 100% segura».
La experiencia de la comunidad también resulta clave aquí. Si un perfil todavía activo ya ha sido bloqueado en anteriores ocasiones, los nuevos artículos que suba pasarán directamente al control manual.
Denuncias por robos
Otra situación compleja aparece cuando alguien encuentra en Wallapop un objeto que le fue robado en el pasado. En estos casos, siempre que exista una denuncia de por medio, el acuerdo sobre la privacidad de los datos del usuario queda roto automáticamente, explican desde la compañía.
Esto implica facilitar a las autoridades los datos del usuario de los que disponen, como la IP y el correo electrónico o la información del perfil de Facebook (las dos vías para registrarse en la plataforma).