Volkswagen resiste a la falta de motores en España
El fabricante alemán tuvo que hacer frente a un ERTE pero logra cerrar el año con un incremento de la producción del 11,5%
A pesar de verse obligada a cerrar la fábrica durante más de una semana, Volkswagen logrará terminar el 2018 en positivo. La compañía alemana tuvo que presentar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) por la falta de motores; un contratiempo que no le impedirá poner al mercado hasta 272.272 coches, el 11,5% más de los que produjo en 2017.
La empresa explica que el 90% de los Volkswagen Polo fabricados –el principal modelo que se elabora la planta de la empresa en Navarra—destinaron a la exportación. Casi una cuarta parte se envió a Alemania mientras que Italia recibió el 15; Francia, el 14%; Países Bajos, el 5%; y Turquía, el 3,8%.
La instalación también notó la crisis del diésel, que retrocede en toda Europa en detrimento de los motores de gasolina y frente a las energías renovables. En la ecuación, el 84,3% de los vehículos salidos de la fábrica eran de gasolina frente a sólo un 15,7% de coches diésel.
Navarra lanza un segundo coche: el T-Cross
Todavía en fase inicial, Volkswagen avanza con el lanzamiento de un nuevo modelo que diversifique su producción. Hasta ahora un monocultivo del Polo, la planta de Landaben comenzará a ensamblar el nuevo T-Cross, del que elaborará 231 unidades a lo largo de 2018.
La curva de lanzamiento del flamante vehículo se disparará desde las jornadas navideñas para alcanzar su pico a finales del primer cuatrimestre de 2019, que está previsto que alcance las 700 unidades
Así, la instalación olvida un otoño complicado en el que tuvo que cerrar varios días desde el mes de septiembre debido al cuello de botella formado por el incremento de la demanda de los vehículos de gasolina y el retraso de las homologaciones de motores según la normativa europea WLTP, que también afectó a las motorizaciones diésel.