Vivendi presiona al Gobierno para que acepte su aumento de poder en Prisa
El aumento de poder de los franceses en el influyente grupo Prisa es algo que no acaba de convencer al Gobierno, aunque no puede vetarlo por razones ideológicas
El entramado mediático español contiene la respiración con lo que pueda suceder en Prisa, dueño de El País y la cadena SER, tras los movimientos corporativos que quiere llevar a cabo el conglomerado francés Vivendi. El grupo audiovisual comunicó su intención de elevar su participación al 29% -del 9%- en la compañía española, y ahora está a la espera de respuesta por parte del Gobierno -que debe autorizar la operación-, y que tendrá que asumir una circunstancia que no le gusta: la proximidad ideológica de los franceses con la extrema derecha.
Así, pese a estar todo en el aire, desde Vivendi meten presión y ya hablan como si tuvieran una situación preferente dentro de Prisa y, no solo eso, sino que sacan a relucir también potenciales sinergias con Telefónica. Todo ello mientras no ocultan que son un potencial candidato para hacerse con la televisión del operador azul.
En concreto, el CEO de Vivendi, Arnaud de Puyfontaine, ha asegurado en una reciente conferencia con analistas que la compañía tiene diferentes iniciativas abiertas para explorar sinergias con Prisa y, a su vez, con Telefónica, asumiendo los intereses que tienen los segundos como accionistas de los primeros. El responsable del grupo mediático asegura que quieren ser capaces de impulsar las ventajas competitivas que tiene Prisa en el mercado y alinearlas con sus propias estrategias.
Esta situación pasaría desapercibida si no fuera por los recelos que ha levantado el aumento de participación de Vivendi dentro de Prisa. El motivo se explica en los vínculos políticos del máximo accionistas de los franceses con pensamientos bastante escorados a la derecha. Algo que en el seno del Ejecutivo español provoca dudas por el posicionamiento que podrían tomar El País o la SER si Vivendi consiguiera tanto control dentro del grupo.
El nombre clave en toda esta ecuación es Vincent Bolloré, máximo accionista de Vivendi, y que desde hace tiempo es acusado de su cercanía con el líder ultraderechista francés Eric Zemmour. Sobre todo desde que el político inició un programa en CNews, que le ha servido como trampolín para lanzar su carrera política hasta tal punto que ahora los sondeos le sitúan en la carrera presidencial.
Esa potencial relación de favores ha hecho que el propio Zemmour salga en defensa de Bolloré siempre que puede. El último ejemplo ha sido hace unas semanas cuando el político de extrema derecha aseguró que el máximo accionista de Vivendi era un «patriota que quiere defender a Francia«.
Y precisamente esta relación tan extraña que tiene el máximo accionista de Vivendi con los planteamientos de la ultraderecha son los que han levantado recelos dentro del Ejecutivo español. Todavía faltan semanas para que tenga que tomar una decisión, el mes de abril era la fecha límite, y aunque el Gobierno deberá buscar cuestiones corporativas si quiere vetar la operación.
Más allá de Prisa
Lo llamativo en esta situación, es que Vivendi también tiene el radar puesto, o al menos el mercado lo da por hecho, en Movistar+. En concreto, la plataforma de televisión de Telefónica, que actualmente busca una maniobra corporativa en el mercado, podría terminar en manos -o como socio- del grupo francés.
Aunque hay múltiples frentes abiertos. Según ha podido conocer ECONOMÍA DIGITAL en fuentes del sector, los rumores de mercado sobre el interés de Atresmedia por Movistar+ se ha desinflado en las últimas semanas, lo cual abre la vía a otras opciones.
Y es que el encaje estratégico no es sencillo para nadie, sea una compañía del ámbito audiovisual, una plataforma de ‘streaming’ o algún fondo industrial. Desde Telefónica no han hecho públicos los planes sobre el futuro de Movistar+. Están en una fase en la que no descartan nada: desde la entrada de un socio y la creación de una ‘joint venture’ para explotar los servicios; a la venta total o parcial, que realmente sería la gestión de los abonados. Y aquí es donde Vivendi quiere jugar sus cartas.
Y todo ello en el tramo final del inicio de la campaña electoral en España. Puede que Movistar+ no sea tan importante para la formación de la opinión pública, pero El País y la cadena SER, sí; y las relaciones de Vivendi con ciertos líderes políticos pueden desembocar en un problema.