Una acusación de secuestro encendió la crisis del Colegio de Médicos de Madrid
La anterior presidenta, que sufría problemas cognitivos, desapareció durante 20 días para decidir nombramientos y destituciones
La desaparición en octubre y noviembre de 2011 de la entonces presidenta del Colegio de Médicos de Madrid durante 20 días supuso el inicio de una crisis sin precedentes en la institución cuyas consecuencias se arrastran hasta hoy. Juliana Fariña, una destacada profesional en el área de la anatomía patológica, gozaba del respeto del colectivo hasta que fue perdiendo su capacidad cognitiva.
Entonces la junta directiva comenzó a ver con preocupación cómo la presidenta, que perdía el hilo del discurso y del razonamiento, podía ser susceptible a manipulaciones y presiones por parte de los diferentes grupos con intereses dentro del colegio. La presidenta desapareció un viernes 24 de octubre hasta el 17 de noviembre. La junta directiva no tuvo noticias de ella. Su familia recibía alguna llamada esporádica desde móviles diferentes al suyo, según explican los integrantes de la junta directiva de ese momento. Pero no hubo denuncia ante la Policía.
La ausencia
Durante los días de ausencia, Fariña hizo numerosos nombramientos, ceses y tomó decisiones sobre contratos del Colegio. También propuso la celebración de elecciones de forma rápida. “Todo era con el propósito de que Uniteco, la compañía de seguros que opera en el Colegio, siguiera teniendo el control de la gestión del colegio. La fueron a buscar en su coche. Ella dijo que estuvo en Valencia, pero no estaba segura, porque ya tenía importantes problemas de salud. Las elecciones rápidas garantizarían la victoria de los candidatos de Uniteco”, explica Miguel Ángel Sánchez Chillón, que era integrante de la Junta Directiva ese año.
Uniteco, una empresa familiar con un centenar de trabajadores y dirigida por Gabriel Núñez, es una de las grandes aseguradoras que trabaja con el colectivo de médicos en Madrid. Les provee seguros de responsabilidad civil y los protege ante posibles denuncias por negligencia y mala praxis. Capta clientes en la sede del colegio donde ofrece sus seguros a todos los nuevos médicos que deben inscribirse en la entidad de forma obligatoria.
La demanda
La noticia del supuesto secuestro no es ningún secreto en el sector. Más bien es ampliamente conocido entre los profesionales que tienen relación con el Colegio de Médicos. Algunos, como Sánchez Chillón, no tienen duda de que la empresa Uniteco llegó hasta límites insospechados para hacerse el control del colegio y velar por sus intereses económicos. Otros consideran que la calificación de secuestro es exagerada, dado que no está probado que la expresidenta se ausentara en contra de su voluntad.
Pero Uniteco, que demandó a Sánchez Chillón por calumnias e injurias, considera que las acusaciones nunca pudieron ser demostradas, al igual que el resto de señalamientos lanzados desde el sector crítico que acusan a la empresa de vivir a costa de los negocios firmados en el Colegio de Médicos. Uniteco retiró la demanda después de que Sánchez Chillón perdiera las elecciones por un puñado de votos.
Pero la teoría del secuestro goza cierta credibilidad dentro de un sector del Colegio que considera que todos los candidatos ganadores cuentan con una campaña electoral pagada por el mediador de seguros Uniteco. Médicos cercanos al entorno de Fariña aseguran que los directivos de Uniteco procuraron forjar una amistad especial con la expresidenta y solían visitarla a su casa. “Todos los documentos que llegaron durante su desaparición venían con un membrete que sólo usa Uniteco y tenían la firma escaneada de la Presidenta”, explica Sánchez Chillón.
Sin gobierno
El presidente de Uniteco envió una carta abierta para desmentir que su empresa pagara a miembros de la junta directiva del colegio, pero no dijo nada sobre las acusaciones de secuestro. «Es muy difícil defenderse de una acusación absurda y sin pruebas», aseguran desde la compañía. Tres años después del insólito episodio, el Colegio de Médicos de Madrid sigue en situación de ingobernabilidad. Su actual presidenta, Sonia López, no lleva las riendas del colegio. Su equipo gestor y su director de comunicación fueron despedidos por el resto de la junta, que se autodeclara competente para tomar decisiones en ausencia de la presidenta.
Los colegiados, que se abstienen abstenerse mayoritariamente de las elecciones y tomas de decisiones, escuchan atónitos las circunstancias de la entidad. La mayoría considera que toda la junta deben renunciar para convocar con urgencia a nuevas elecciones.