Un directivo español salva a Fnac de la debacle
El desconocido Enrique Martínez logra unos resultados espectaculares en su primer ejercicio como director general de la multinacional francesa Fnac
Con el sector de la distribución en llamas, Carrefour enciende las alarmas y El Corte Inglés y Media Markt afinan estrategias para hacer frente al enemigo común: Amazon. Las ventas se estancan y los márgenes se desploman y, en medio de una cadena de noticias nefastas, un discreto ejecutivo español recupera la esperanza en un sector casi entregado y derrotado ante el gigante estadounidense.
Enrique Martínez, directivo valenciano formado en administración de empresas, acaba de sorprender a todo el sector de la distribución, no sólo en Francia, sino en todo el mundo. Martínez ha logrado en su primer período como director general de la multinacional Fnac unos resultados que mejoran las previsiones de los analistas más optimistas.
Martínez, que fue designado consejero delegado en julio del año pasado, ha logrado excelentes resultados en los primeros meses tras la fusión entre Fnac y la cadena de electrodomésticos francesa Darty. Con un mercado de tecnología estancado desde hace un par de años, Martínez ha logrado aumentar la facturación hasta los 7.400 millones en un mercado en declive y con grandes dificultades.
Pero su hazaña más destacada ha quedado reflejada en su margen operacional que creció del 2,6% al 3,7% y disparó sus beneficios desde los 24 millones de euros del 2016 hasta los 125 millones del último ejercicio. Además, redujo la deuda desde los 206 millones de euros hasta los 86 millones de euros.
En España, Enrique Martínez es recordado por sus compañeros de Fnac como un gran director con capacidad de liderazgo y buen planificador. Expandió el número de tiendas para seguir el pulso a Media Markt y alcanzó crecimientos cercanos al 20% interanuales.
Tuvo tino y tomó decisiones correctas aunque también tuvo algún fracaso. Batalló con la central en París para abrir una megatienda en el Paseo de La Castellana en Madrid. Se implicó personalmente en su diseño y apertura. Pero la aprobación llegó demasiado tarde, en 2011, en el peor momento de la crisis. Tuvo que cerrar. Hoy, es la tienda más grande de Zara en el mundo.
Martínez también fue directivo aplicado. Cuando estuvo al mando de las operaciones en España, incorporó la venta de electrodomésticos como aspiradoras y licuadoras, que ya había aplicado Francia. En España, no logró los resultados esperados. Años más tarde, Fnac adquirió Darty y ahora la cadena intenta repetir la estrategia, tras los errores aprendidos.
Casualidad o no, el tiempo de Martínez al frente de las tiendas españolas coincidió con el mejor momento de la compañía. No sólo por su carisma personal, sino también por la gestión menos afortunada de su sucesor, un ejecutivo francés que apenas duró seis meses en el cargo. Su antecesor, también francés, tampoco le hizo sombra. Tras una gestión atropellada, fue enviado a Italia y Grecia, donde Fnac tuvo que cerrar operaciones.
Reducción de costes
Apenas llegó al máximo cargo de la compañía, Martínez aplicó un plan de reducción de costes y de sinergias entre ambas marcas que en apenas unos meses logró el 66% del objetivo previsto para finales de este año. Fnac corre a un ritmo de vértigo y el ejecutivo español que lo capitanea desde París abrió 78 tiendas en el último ejercicio.
Martínez ha trabajado casi toda su carrera en Fnac. Primero dirigió las operaciones en España y Portugal y, rápidamente, se encargó de los negocios de Brasil. Posteriormente asumió Francia y luego el norte de Europa.
Accedió a la dirección de toda la multinacional cuando el anterior consejero delegado de Fnac, Alexandre Bompard, fue fichado por Carrefour para hacer frente a Amazon en julio pasado. Y Martínez recibió el mismo encargo en un sector con una erosión múltiple: los hábitos de lectura se resienten, la piratería lastra la industria de la música y Netflix y las plataformas on-line liquidaron la venta de películas.
Tras su salida en 2011, Fnac España tuvo que afrontar una enorme crisis por la huelga de los trabajadores a medio tiempo que se quejaban de trabajo precario. Hoy desde París, parece aplica otra política para mejorar el clima laboral. Ahora aboga por hacer partícipes a los trabajadores de los beneficios de la empresa a través de un programa de retribuciones y participaciones.