Un bosque para que niños y jóvenes olviden el confinamiento
La web miradasconalma.org y la Fundación “la Caixa” recogen la experiencia de los pedagogos de emergencia y de los niños que participan en el 'casal' de verano de la Fundación de la Esperanza
«La pedagogía de emergencia es como los primeros auxilios en unas curas médicas,» explica Sandra Vericat en la publicación Alma. Se aplica como una intervención educativa urgente en niños y jóvenes que han vivido una experiencia traumática, como lo está siendo para muchos de ellos primero el confinamiento y después la crisis ocasionada por la pandemia.
Sandra es especialista en pedagogía de emergencia. Esta intervención educativa creada por el pedagogo alemán Bernd Ruf se utiliza en todo el mundo para prevenir que un trauma experimentado en la infancia afecte al desarrollo de los jóvenes, con especial riesgo de afectación durante los años de adolescencia.
Con el objetivo de «integrar las experiencias traumáticas a la biografía de cada individuo y contrarrestar así el desarrollo de estrés postraumático», dice Bernd Ruf, esta metodología se basa principalmente en proporcionar a niños y jóvenes medidas de estabilización, protección, atención, cobijo y apoyo, y mucho cariño, para que recuperen su confianza y su autoestima.
Esta pedagogía de emergencia es la estrategia por la que apuesta el casal de verano de la Fundación de la Esperanza —que se organiza en el marco del programa CaixaProinfancia de la Fundación “la Caixa”— para ayudar a que niños y jóvenes, de entre 6 y 16 años en situación de vulnerabilidad, superen el trauma de la pandemia y olviden el confinamiento.
“Este año la prioridad es la recuperación emocional y el refuerzo de competencias básicas mediante juegos y actividades, para que no se queden atrás en el ámbito escolar,» explica Eva Gómez, coordinadora del casal.
Además de afectar a su educación, el confinamiento también ha agravado la pobreza infantil y las carencias económicas y sociales entre los niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad, recuerda Eva.
Este es uno de los motivos por los que el casal, que comenzó el pasado 22 de junio y acabará el 28 de agosto, extenderá su horario habitual este verano, para ofrecer a los jóvenes almuerzo, además de desayuno.
Naturaleza, rutina y apoyo para los jóvenes
El casal de la Fundación de la Esperanza facilita también a niños y jóvenes el acceso a la naturaleza, un adulto de referencia, tiempo libre bien estructurado y ritmos y rutinas adecuados para ellos.
«Una rutina diaria rítmicamente estructurada, comidas regulares y períodos de sueño que alternen fases de descanso y de actividad ayudan a los niños y jóvenes a volver a orientarse a sí mismos, a encontrar seguridad y apoyo,» explica Bernd Ruf, en Cuando colapsa el mundo.
El entorno natural en el que se desarrolla el casal proporciona además sensación de libertad a los jóvenes en un espacio abierto y seguro; espacio libre donde explorar sus necesidades y expresar sus emociones, e «incluso desahogarse a su aire si lo necesitan», dice Sandra.
El casal de verano es una de las iniciativas a través de las cuales la Fundación de la Esperanza ofrece atención y recursos para cubrir las necesidades de personas en situación de pobreza con el objetivo de reforzar su autonomía para mejorar su calidad de vida y su futuro a largo plazo.
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