Trabajar en Amazon: expectativa vs realidad
Los empleados del último almacén de Amazon relatan las sorpresas a las que se enfrentan en la multinacional. Una cosa es la expectativa y otra la realidad
Expectativa:
El trabajo en Amazon casi siempre comienza con una enorme ilusión. Los salarios son mucho más altos que en la media del sector, la compañía promete formación profesional y una carrera interna con posibilidades de ascenso casi sin límites. Hasta la propia sede central en Seattle, donde se controla el comercio electrónico de medio mundo, puede ser alcanzada por un trabajador desde cualquier almacén del mundo.
Amazon es el sueño de cualquier mozo de almacén. El salario medio mensual varía entre los 1.500 y los 1.700 euros mensuales mientras dure el período de contratación temporal con las ETT con las que Amazon trabaja (Manpower y Adecco).
Las empresas ficharon profesionales con diferentes perfiles para poner en marcha uno de los centros logísticos más modernos y robotizados de Amazon en el mundo. Para ello, recibirían formación en Madrid y, una vez entrenados, comenzarían el desarrollo de un almacén que daría servicio a España, Francia e Italia.
Las ETT dieron un entrante sobre lo que sería su ingreso en Amazon. Hay trabajo duro, pero también salas de juegos, comedor y futbolín. La empresa quiere eficiencia, pero también que los empleados e diviertan y hagan historia.
Realidad:
Los trabajadores llegaron a sus puestos de trabajo y estaba todo por hacer. Las estanterías vacías, las operaciones apenas habían iniciado. El centro, de 7.000 metros cuadrados, estaba lleno de robots para mover mercancía. Efectivamente era uno de los almacenes más modernos de la compañía. Y el salario, con horas extras incluidas, alcanzaba los 1.700 euros, muy por encima de cualquier otra empresa logística en España, tal como les habían prometido.
Sólo un grupo de trabajadores fue enviado a la formación en Madrid. La mayoría empezó sin mucha idea de lo que debía hacer. Recibieron instrucciones básicas, pero el volumen de trabajo fue desbordante desde el primer día. El gigante del comercio electrónico no tiene tiempo para perder. Y se exige resultados.
“Trabajaba como receptor de mercancía. Recibía muchas cajas con productos diferentes y tenía que decidir en qué estantería los colocaba para ahorrar la mayor cantidad de espacio posible. Primero, los leads (jefes inmediatos) me pedían 15 segundos por producto, pero a las pocas semanas me empezaron a exigir 12 segundos y pocos días después me bajaron el objetivo 10,9 segundos. Para hacerlo, no puedes tener ni una distracción y hasta dudaba de si debía ir al baño o era mejor aguantarme hasta el descanso. Ellos decían que si ibas al baño, no te afectaba el ratio de productividad, que el sistema lo detectaba, pero yo no lo tenía tan claro”, explica uno de los trabajadores contratados en octubre para la apertura de Amazon Barcelona.
El futbolín es muy elogiado pero casi nadie juega. No hay tiempo para hacerlo. Tan sólo disfrutan de él los empleados que llegan muy temprano por la frecuencia de los trenes.
Expectativa:
Al firmar el contrato, los más de mil trabajadores pensaron que tenían muchas posibilidades de quedar fijos si lo hacían bien. La compañía nunca prometió nada pero las ETT le hicieron ver que se quedarían los que tuviesen un alto rendimiento.
En cada reunión, antes de comenzar el turno de trabajo, los jefes y los leads animan al equipo. Corean frases de que juntos se puede, que todos pueden lograr un rendimiento extraordinario. Es un ambiente positivo con el que quieren mantener en alto el ánimo de la plantilla.
Los altos responsables de Amazon siempre velan por la felicidad de los empleados. Es lo que ordena el propio Jeff Bezos, el genio fundador que está rompiendo los esquemas comerciales en todo el planeta.
“Trabaja duro, diviértete y haz historia”. Y esas frases de motivación están repartidas en el almacén para recordarle a todos los trabajadores la actitud de trabajo correcta. Es la manera para lograr el servicio rápido, barato y cómodo que Amazon ofrece sus clientes.
Realidad:
Pero cambiar el mundo, también tiene sus tareas desagradables. Esas son precisamente las que hacen los receptores y los pickers, además de los car builders, que trasladan mercancía de un lugar a otro.
Tres meses después, un buen número de trabajadores contratados de forma temporal han sido despedidos. Técnicamente no obtuvieron la renovación de su contrato por tres meses. Amazon reconoció que buena parte de ellos sólo fue contratados para el pico de Black Friday y Navidad.
Todo está controlado y los jefes saben si un día un empleado tiene un rendimiento inferior a la media y lo hacen saber. Todo está medido. O casi todo, porque los empleados, dos o tres horas antes de finalizar su jornada, pueden ser sorprendidos con una petición de horas extras.
El pago de las nóminas tampoco es exacto. Adecco ha reconocido que ha pagado de más a algunos trabajadores en diciembre y ahora tendrán que devolver el dinero (unos 300 euros según explican los empleados). Un grupo de trabajadores también ha reclamado un mal cálculo de sus nóminas. Creen que no les pagado las horas extras de forma correcta.
Durante la jornada laboral, diez horas de pie, los empleados intentan reír y se muestran amables con los jefes y los leads. Es una de las normas de Amazon: divertirse mientras se trabaja. Y también tienen que cumplirla.