De Telefónica a Orange: España pierde inversiones en el sector por su alta fiscalidad
El sector telecos español está expuesto a un fuerte sistema impositivo, y eso tiene consecuencias a la hora de invertir
Los operadores de telefonía españoles se enfrentan a un escenario económico muy singular y que, hasta ahora, no habían tenido que afrontar. Al menos, en mitad de una ‘guerra comercial’ tan pronunciada. La cuestión impositiva siempre se había puesto en duda; pero, además, ahora se debe lidiar con la inflación que ha obligado a subir precios.
El primero de los asuntos, y que afecta de manera directa a la estrategia de Telefónica, Orange, MásMóvil y Vodafone, tiene que ver con la cuestión tributaria. Un reciente informe de la consultora europea Elsevier es muy contundente con respecto a la alta presión.
El documento, que analiza la fiscalidad de los principales países europeos, entre los que se encuentra España, sostiene que existe una evidencia de un impacto negativo en la inversión a partir de un aumento en las tarifas regulatorias, los impuestos sobre los beneficios y los impuestos especiales.
Además, los precios de los servicios de telecomunicaciones se ven afectados por el régimen fiscal, tanto directamente -a través de la tributación de los servicios- como indirectamente, a través de obligaciones impuestas a los operadores que, en última instancia, pueden tener un impacto en los precios de los servicios.
Asimismo, el informe demuestra que existen datos que sitúan el efecto de los aranceles aduaneros para equipos y teléfonos inteligentes en la disminución de la inversión en el despliegue de redes de banda ancha y la adopción de servicios, respectivamente.
¿Y qué pasaría si hubiera un cambio? Desde la consultora han llevado a cabo una simulación de reforma fiscal que se podría aplicar en diversos países, y que consiste en eliminar las contribuciones específicas del sector para eliminar las asimetrías intersectoriales. Con resultados, que sugieren ganancias significativas en inversión, cobertura y adopción, se daría un cambio actual.
Y es que, según datos recogidos por DigitalES, la patronal tecnológica que defiende los intereses de las telecos, el esfuerzo fiscal de los operadores españoles con respecto a la contribución al PIB (6,6%), está muy por encima de los grandes países europeos. Francia (4,15); Italia (1,9%); Reino Unido (2,7%); y Alemania (2,9%), demuestran el problema español.
Estos datos, que son previos a la pandemia, se mantienen todavía actualizados, según confirman desde la patronal, puesto que no ha cambiado nada desde entonces. Y, en el caso de España, por ejemplo, no ha habido ningún cambio en ámbitos como IVA, al contrario de lo que ha sucedido en el sector energético.
Y llegó la tormenta
Este escenario impositivo, que se arrastra desde hace años en el sector telecos, se ha sumado a la cuestión de precios y costes que, aunque también lo arrastran los países europeos, en España se ha dejado sentir con fuerza.
Tanto, que los operadores se han visto forzados a subir precios. Y aunque pueda parecer que son compañías que tendencia natural a subir precios, tal y como publicó recientemente ECONOMÍA DIGITAL, en realidad siempre ha sido un sector deflacionario con respecto a los servicios ofrecidos.
Sin embargo, eso ha llegado al límite. Y esto supone una tormenta perfecta. Por un lado, a nivel inversor existe un fuerte lastre. Y, por otro, la imagen ante los consumidores de un sector muy dependiente de los movimientos comerciales, se ve fuertemente impactado al tener que subir precios.