Telefónica lo apuesta todo a la financiación ‘verde’: 4.000M para el impulso final de la fibra

La carrera por la sostenibilidad tiene un reverso económico. Y a la hora de financiarse se ha convertido en una cuestión clave. Por este motivo, Telefónica, se ha convertido en uno de los operadores que mayor apuesta ha realizado por estos instrumentos financieros. Y más, porque se adapta a la que sigue siendo su gran obsesión: el despliegue de fibra. 

Es cierto, no obstante, que el operador tiene gran parte de su despliegue de fibra ejecutado. Sobre todo, en mercados como el español. Sin embargo, todavía queda una importante parte de las zonas rurales; y, de igual manera, el desarrollo del 5G también necesita de fuertes incentivos inversores. Todo ello en un marco de eficiencia energética y altos costes de financiación en los mercados tradicionales. Por eso, la ecuación es simple. 

Telefónica se ha convertido en el principal operador europeo en el uso de instrumentos de financiación ‘verde’. Así se desprende de un informe de analistas de Bloomberg al que ha tenido acceso ECONOMÍA DIGITAL. En estos momentos el operador presidido por José María Álvarez-Pallete habría levantado ya más de 4.000 M€ en diferentes instrumentos ligados a la sostenibilidad. 

Algo esencial por dos motivos: Telefónica todavía soporta una elevada deuda, pese a los esfuerzos de los últimos años y las operaciones corporativas que se han ido sucediendo; y, por otro lado, las revisiones de tipos han provocado que financiarse sea más caro. Sin embrago, las soluciones teñidas de ‘verde’ presentan buenas oportunidades. 

Telefónica: del azul al verde 

Como todas las grandes compañías, y sobre todo, las que también tienen necesidades reales de reducir su impacto energético, Telefónica está intentando aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado financiero en materia ‘verde’. 

Según argumentan desde el departamento de análisis de Bloomberg, el operador quiere seguir exprimiendo las condiciones ventajosas que representan este tipo de bonos y créditos que, durante los últimos años, se han convertido en una tendencia muy asentada. 

De hecho, estos más de 4.000 M€ que la teleco tiene financiado con soluciones sostenibles ya representa el 15% de la deuda de la compañía sin incluir los arrendamientos. Esto hace, por lo tanto, que se haya convertido en líder del sector. Y no solo eso, en principio Telefónica elevaría hasta los 10.000 M€ las iniciativas ligadas al impacto social y el medio ambiente. 

¿Y para qué se quiere el dinero? 

La financiación ‘verde’ solo tiene un condicionante -que no es menor-: debe ir dirigida a una sería de acciones concretas que, evidentemente, estén relacionadas con la eficiencia energética, aminorar el impacto sobre el medio ambiente, ect. En este caso, Telefónica lo cumple a la perfección.  

Este dinero está encaminado a terminar de fortalecer, al menos en España, su ya gruesa red de fibra óptica. En este caso, en el ámbito rural. Motivo más que suficiente para conseguir los avales. Y es que, el operador azul, todavía tiene importantes retos en este segmento de negocio. Muchos de ellos para reducir dicho impacto medioambiental; pero otros más relacionados con el puro negocio. 

En este ámbito, en suelo español, el operador azul tiene la necesidad de seguir fortaleciendo su filial de fibra rural, de la que participa un fondo internacional para que, de esta manera, siga adquiriendo valor en el mercado. Por eso, conseguir financiación a precios razonables fortalece todo el negocio rural. 

Una huella ‘verde’ 

A nivel global, más del 50% de la electricidad que usa Telefónica procede de fuentes renovables. Y ha estabilizado su consumo de energía a pesar de que el tráfico ha crecido un 107% en los tres últimos años, de este modo ha mejorado su eficiencia en más del 50%. Todo esto lo ha logrado con dos ejercicios de antelación a lo establecido en sus objetivos. 

La compañía ya es 100% renovable en Europa y Brasil, acercándose así a su objetivo de ser renovable en todos los países en 2030. Y ha disminuido sus emisiones de CO2 un 28% en tres años, con el compromiso de recortarlas un 30% a 2020 y un 50% a 2030, en línea con el Acuerdo de París.