Seat ya asume la salida de Luca De Meo
El escepticismo con el que se tomó el rumor de la marcha del presidente a Renault da paso a un temor cada día más fundado por su adiós
“¿Luca de Meo estará en Seat en los próximos meses para estrenar las novedades hoy presentadas?”. Una amplia sonrisa: “Buen intento, pero no hago comentarios”. Luca de Meo, presidente de Seat, despejó en las últimas semanas todos los intentos por desenmarañar su futuro tras el interés de Renault por incorporarlo como primer ejecutivo. En el fabricante español, la confianza inicial en mantener al italiano ha dado paso a la resignación por su marcha en muchos de los estamentos.
Altos directivos de la compañía consultados por Economía Digital dan por hecho que la salida de Luca de Meo se producirá en las próximas semanas. Se resisten, eso sí, a ponerle fecha: “Todavía sigue con nosotros”. Mientras, fuentes oficiales rechazan hacer comentarios sobre la salida de un presidente que asumió el cargo en 2015.
Las motivaciones son evidentes: De Meo pasaría de liderar una empresa que vendió 517.600 coches en 2018 a dirigir un grupo de marcas que comercializó 3,88 millones de vehículos en el mismo año. Además, extendería sus tentáculos en Nissan y Mitsubishi, sociedades aliadas con Renault. Juntas conforman el segundo conglomerado automovilístico del planeta, sólo por detrás de Volkswagen AG.
«Si se va, será una mala noticia», lamentan los trabajadores de Seat
Cuestionado de forma interna, el italiano aseguró esta misma semana a la plantilla que no había nada firmado y que ni siquiera había mantenido conversaciones con representantes de la firma gala. No obstante, fuentes sindicales ya no se muestran tan esperanzadas como lo estaban hace un mes, cuando empezó a emerger su nombre. “Si se va, será una mala noticia”, dijo Matías Carnero, presidente del comité de empresa.
Otro indicativo que siembra de nubes el futuro de De Meo en Seat es el freno en su tentativa por presidir la patronal Anfac. Si hace meses parecía que sustituiría a José Vicente de los Mozos a finales de diciembre, La Tribuna de la Automoción informó esta semana que el relevo se ha frenado por la incertidumbre que rodea la carrera del italiano. La sucesión se produciría ahora en marzo, como muy tarde.
El ejecutivo transalpino vislumbra así la puerta de salida tras ser nombrado empresario del año por Foment del Treball y con el reconocimiento del sector por haber dado la vuelta Seat, hoy vinculada a Barcelona y con una percepción de ser la marca joven de Volkswagen.
El propio De Meo admitía que el proyecto se encontraba todavía a medio camino. En una entrevista concedida a La Vanguardia se felicitaba por haber conseguido los mejores resultados de la historia del fabricante en 2018, pero advertía de nuevos retos: «Vamos a ver si podemos hacerlo mejor en la segunda mitad, que además se juega con el césped mojado porque vienen años complejos con las exigencias de los consumidores y de los reguladores”, auguraba, en referencia a la implementación del coche eléctrico y las limitaciones de CO2 que impondrán las autoridades a partir de 2020.
Lo cierto es que, pese a los récords, 2019 ha tenido algunos sobresaltos para Seat. La previsión de fabricar 560.000 coches en Martorell se fue rebajando hasta algo más de medio millón, pero el incendio de la fábrica de un proveedor, Faurecia, provocará que no se llegue a esa cifra. Para 2020, la previsión es que salgan 508.000 automóviles de la factoría catalana.
De Meo, el elegido por Renault
Los medios franceses informaron esta semana de que Luca de Meo era el escogido de Renault tras el último consejo de administración del fabricante galo. El italiano se habría impuesto a Patrick Koller, consejero delegado de Faurecia –curiosamente, el proveedor de Seat al que se le incendió una fábrica y le obligó a cancelar la producción–. «[Koller] tiene la reputación de estar enfadado y ser dogmático, de no escuchar, lo contrario de lo que necesitamos en este momento», señala un ejecutivo de Renault a Les Echos.
Al presidente de Seat, de 52 años, lo definen como «carismático y agradable» además de tener «una verdadera visión de lo que es una marca de automóviles», señalan las mismas fuentes. También explican que el próximo dirigente de Renault debe necesitar «una experiencia real» en el mercado de coches ya que «uno de los desafíos es revisar la cartera de modelos».
A su favor cuenta que el italiano ya conoce la casa, pues tuvo responsabilidades en el departamento de marketing de la empresa gala entre 1992 y 1997. El idioma tampoco sería un problema; el francés es una de las lenguas que habla.
Inicialmente, la batalla por la presidencia del grupo francés estaba más reñida. Junto a De Meo y Koller, sonaban Fabrice Bregier, expresidente de Airbus y hoy consejero delegado de la firma tecnológica Palantir; Vincent Cobee, consejero delegado de Citroën; Alfredo Altavilla, antiguo ejecutivo de Fiat; y Didier Leroy, directivo en Toyota.