Seat y Silence negocian la producción de un coche eléctrico de dos plazas en las instalaciones de Nissan
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, visitará la fábrica de Seat en Martorell (Barcelona) el próximo jueves
Silence quiere sí o sí un espacio propio en la reindustrialización de Nissan. El fabricante de motocicletas eléctricas es junto al hub de electromovilidad uno de los inversores que opositan a quedarse con las instalaciones de la compañía nipona. La firma presiona a las instituciones para que se le asigne lo antes posible el centro satélite de Montcada i Reixac (Barcelona) con el objetivo de pasarse a las cuatro ruedas: pretende producir un vehículo biplaza tanto propio como para Seat después del fallido proyecto del Minimó.
La relación entre Seat y Silence es estrecha desde hace años. De hecho, la firma que lidera Carlos Sotelo ya ensambla la motocicleta urbana Seat Mó 125. Ahora, el plan sería ir un poco más lejos y dar el salto a un cuadriciclo de cero emisiones. Una versión para la filial de Volkswagen del Nanocar –así lo han denominado en Silence– en el que trabaja la marca catalana.
En conversación con Economía Digital, el consejero delegado de la compañía controlada por Acciona admitió las conversaciones con Seat, aunque matiza que todavía no hay nada cerrado. De ver la luz, el nuevo prototipo sustituiría al fallido Seat Minimó que se presentó en el Mobile World Congress de 2019 y ha quedado guardado en un cajón, algo que reconoce el propio Sotelo. La principal diferencia entre ambos vehículos es que los dos pasajeros del Nanocar viajan uno al lado del otro mientras que en el Minimó lo hacían uno delante del otro.
El nuevo modelo se enmarcaría dentro de la división Mó de Seat, que ya consta de patinetes y motos eléctricas y un servicio de motorsharing. El vehículo se vendería probablemente bajo un servicio de suscripción o de uso compartido.
Consultado por este medio, un portavoz de Seat señaló que «el Minimó presentado hace unos años mostraba en aquel momento la visión de la compañía sobre la movilidad urbana del futuro». «Este proyecto aún se encuentra en análisis y no se ha tomado ninguna decisión», añadió.
Lo que sí garantizó Sotelo es que, de hacerse en Cataluña, el coche se deberá producir en la planta que Nissan tiene en Montcada i Reixac sí o sí. De no salir adelante en la instalación catalana, el directivo admitió que será muy complicado que el biplaza se ensamble en España. «No hay centros disponibles», lamentó.
La empresa envió el pasado viernes una carta a la mesa de reindustrialización para exigir que se le asigne el centro satélite si quieren que participe en el proceso de reindustrialización. «Tenemos casi un deber moral de participar en la reindustrialización de Cataluña, España y Europa», aseguró el dirigente en una una ponencia celebrada en la escuela de negocios Esade de Barcelona.
«No contemplamos integrarnos en el hub», garantiza el consejero delegado de Silence
La propuesta de las autoridades fue la de fusionar el proyecto de Silence con el hub y que el cuadriciclo se ensamble en la factoría de la Zona Franca (Barcelona). «No contemplamos integrarnos allí», respondió el dirigente al terminar la conferencia. Mientras, fuentes del hub señalan que una solución podría ser que ocupase parte de los terrenos del centro barcelonés, pero que mantuviese la autonomía operativa.
«Estamos luchando, pero la negociación está siendo muy difícil», criticó Sotelo. Sin embargo, agradeció el apoyo del Gobierno, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona en el desarrollo de sus planes.
El cambio de planes para la ubicación de Silence viene motivado por la negativa del dueño de la fábrica satélite de Sant Andreu de la Barca (Barcelona) –no es Nissan– a desprenderse de los activos. El hub no podrá aterrizar en el centro, por lo que propuso trasladar la actividad allí prevista a Montcada, reservada en un primer momento para el productor de motos eléctricas.
Silence lanzará un modelo de suscripción de baterías
Pero el cuadriciclo no es el único proyecto que Sotelo tiene entre manos. El ejercicio 2021 fue complicado por la escasez de microchips y se cerró –a falta de realizar los ajustes contables necesarios– con unos ingresos que rondaban los 38 millones de euros, prácticamente idénticos a los números de 2020. Ahora, la organización se concentra en mejorar la competitividad de sus motos eléctricas.
Para poder rebajar el precio de sus motocicletas, Silence prepara un modelo de venta del vehículo sin baterías, que entrarían bajo un modelo de suscripción. Según avanzó el directivo, el precio rondará los 15 euros al mes y se quiere conseguir así un recorte del coste de sus productos frente a los tradicionales de combustión. Con la estrategia aspira a alcanzar los 50.000 artículos producidos para 2025 frente a los 9.600 actuales.
En la hoja de ruta, más proyectos: probar las baterías en barcos de recreo y dar una segunda vida a los cargadores para utilizarlos en el hogar al conectarlos a las plantas fotovoltaicas de las casas.