Seat gana hasta septiembre más que en todo 2017
El fabricante dispara el 54,4% los beneficios gracias al lanzamiento del Arona y sólo el impacto de la ley WLTP puede alejarlo de un resultado de récord
A Seat (casi) todo le sale cara en 2018. El fabricante de coches español ganó el 54,4% más en los primeros nueve meses del año y encaramó sus ganancias operativas hasta los 237 millones de euros. El ascenso es tal que hasta septiembre registró un beneficio superior al de 2017 en un año que ya fue de récord con un resultado operativo de 191 millones.
La filial del grupo Volkswagen incrementó también sus ventas alrededor del 6%: vendió 462.000 vehículos, el 5,9% más, y elevó la facturación hasta los 7.744 millones, el 6,7% más.
La automovilística presidida por Luca de Meo asienta así los resultados de su estrategia, que pasa por priorizar los automóviles que le otorgan un mayor margen frente a modelos clásicos como el Seat Ibiza. Los lanzamientos del Seat Ateca y especialmente del Seat Arona fueron claves para alcanzar incrementar las ganancias a tal velocidad.
El Seat Arona impulsa el resultado de 2018 igual que el Ateca lideró el de 2017
“Seguimos creciendo por encima de las previsiones gracias, sobre todo, al impulso del nuevo Arona, que se ha sumado al éxito del Ibiza, el León y el Ateca”, decía hace tres meses el vicepresidente Comercial de Seat, Wayne Griffiths.
Al comenzar a venderse a finales de 2017, todas las unidades comercializadas del Arona incrementaron de forma neta las ventas. Es el mismo factor que propulsó las cifras de 2017. Entonces fue con el Ateca, que también se convirtió un éxito de ventas.
Y para 2019, la compañía tiene un as bajo la manga: el Seat Tarraco. El modelo más grande (y más caro) lanzado al mercado por el fabricante con sede en Martorell saldrá a la venta en los próximos meses, por lo que la cúpula de la empresa aspira así a repetir la jugada que tan buenos resultados dio en los últimos dos años.
La amenaza al récord de Seat
Si hasta el mes de agosto no se vislumbraba un solo nubarrón sobre sus cuentas, la nueva ley europea de homologación de motores que entró en vigor en septiembre se posiciona ahora como la principal amenaza para que la compañía no cierre un 2018 histórico.
Como avanzó Economía Digital, la planta catalana del fabricante se vio obligada a cerrar sus puertas durante varios días en los últimos meses por la falta de motores aprobados bajo la normativa WLTP procedentes de Volkswagen. La falta de propulsores obligó a la firma a bajar la persiana, por lo que descendió su producción.