Santander, Caixabank y Sabadell chocan en su estrategia para salir de Sareb
La previsión es que el Gobierno vaya aumentando su participación poco a poco ya que no a todos los bancos no les interesa salir de golpe
El Gobierno tropieza en sus planes de hacerse con el control total de la Sareb. La banca espera a que el Frob, que actualmente posee un 45,9% del banco malo, concrete la propuesta con la que pretende elevar su participación para decidir si salen definitivamente o venden una parte. De momento, esta semana ha cambiado la ley para poder hacerlo.
El Real Decreto 1559/2012 con el que nació la Sareb determinaba que era una institución financiera privada no controlada por las Administraciones Públicas y debía contar con accionistas públicos y privados. Se estableció entonces que la participación pública no podría ser superior al 50%.
Con la normativa aprobada el pasado martes se elimina esta limitación y se permite al Gobierno elevar su participación al 100%, pero para eso, la banca y las aseguradoras, que poseen el otro 54,1% deben ceder. Fuentes financieras consultadas por Economía Digital revelan que los planes de estas entidades no pasan por aquí.
La previsión es que el Gobierno vaya aumentando su participación poco a poco ya que a los bancos no les interesa salir de golpe. La decisión de salir de manera definitiva -más adelante- dependerá de la propuesta del Frob, de hecho, esta es la segunda fase del plan del Gobierno, la que se está negociando ahora con cada banco, ya que los escenarios son múltiples.
Uno de ellos es que el Gobierno compre un porcentaje mínimo hasta alcanzar la mayoría, con un 4% le bastaría, y aquí lo más lógico sería que las entidades financieras con menos peso se deshicieran del suyo. En este grupo se incluyen Cecabank, Deutsche Bank y Generali, que controlan menos del 1% o incluso Mapfre, Unicaja, Cajamar, Bankinter e Ibercaja, con menos del 2%.
Aquellos a los no les afectan los DTAs, porque esto es lo que tratan de negociar los grandes accionistas, Santander, Caixabank y Santander. El banco de Ana Botín posee un 22,23% de Sareb, el que preside José Ignacio Goirigolarri un 12,24% y el de Josep Oliu un 6,61% del capital social.
Y precisamente por esto cada uno baraja una salida distinta, si bien, no todos invirtieron lo mismo y no todos pierden los mismo con la venta. Hay que recordar que el Gobierno y la banca aportaron 4.800 millones de euros en la constitución de Sareb (1.200 millones de capital y 3.600 de deuda subordinada).
Estas entidades dan por hecho que el precio de venta será simbólico, y además las pérdidas están provisionadas, por ello se habla de un euro. “El meollo de la cuestión” está en cómo compensar los activos fiscales diferidos, los DTAs, porque si venden toda la participación no podrán compensar.
Algunas entidades no quieren perder los DTA (Deferred Tax Assets), que se generan cuando se obtienen pérdidas en un ejercicio, porque pueden compensarse en el futuro, cuando se registren beneficios, reconociéndose por tanto un activo en el balance.
Se espera que el Gobierno haga una propuesta en pocas semanas, quizá otro tipo de contraprestación distinta a futuro que pueda interesar a las entidades. También hay quien prefiere mantener el capital, añaden estas fuentes.
Además, cada banco está siguiendo una estrategia diferente con sus activos inmobiliarios, la materia prima de la Sareb, y también por este motivo hay quien se resigna a irse por completo. Hay que recordar que el Banco Santander, por ejemplo, está creando sus propios servicer para controlar al completo su negocio inmobiliario.
De hecho, esta misma semana ha creado la sociedad Yera Servicer desde donde gestionará la cartera de activos propiedad al 100% del banco que hasta ahora administraba Aliseda; Caixabank ha hecho lo propio con Living Center, donde concentra los activos inmobiliarios procedentes de Bankia, entidad con la que se fusionó recientemente. La nueva sociedad depende de Building Center y está gestionada por Haya Real Estate.
Mientras que Banc Sabadell ha seguido el camino contrario, en abril de 2019 cerró la venta del 80% del capital de su plataforma inmobiliaria Solvia, y no se descarta que haga lo mismo con el 20% restante. Precisamente el consejero delegado del grupo, César González-Bueno, es quien más claro se ha mostrado con el asunto cuando se le ha preguntado.
«La Sareb ha cumplido su función, el proceso de salida de la banca está en marcha”. El CEO de la entidad catalana tiene claro que esta sociedad fue un instrumento “clave” para ayudar al sector financiero a salir de la crisis financiera, pero su función “está cada vez más ejecutada”.
La negociación del Gobierno con la banca para acelerar su salida se produce después de que en marzo del año pasado los 35.000 millones de deuda pendiente de la Sareb empezaran a computar en las cuentas públicas. Un movimiento que se producía porque Eurostat llevaba tiempo pidiendo una reclasificación para que el banco malo se alineara con lo que han hecho otras entidades similares en Europa y para que todas siguieran las mismas normas contables.