Santander adelanta su plan estratégico al alcanzar los objetivos marcados en 2019
El banco de Ana Botín emprenderá una nueva hoja de ruta en 2023 con el objetivo de crear una plataforma global abierta de servicios financieros, con cada vez más clientes y más fidelizados
El Banco Santander ha batido sus propias expectativas. «En 2021, los resultados han estado por encima de lo que prometimos en el plan estratégico de 2019», presumía la presidenta, Ana Botín, durante la presentación de resultados. La entidad cántabra ha logrado un beneficio no visto en más de una década, pese a la pandemia, además del objetivo de capital, solvencia y retribución al accionista.
Unos objetivos que estaban fijados a medio plazo, «a tres o cuatro años», de manera que el grupo pondrá en marcha un nuevo plan estratégico en 2023 que marcará la hoja de ruta en todos los mercados donde están presentes, tras la profunda transformación del Santander en los últimos dos años.
El grupo se propuso en 2019 alcanzar una rentabilidad sobre capital tangible (RoTe) del 13%-15% en 2023, una ratio de solvencia CET1 fully loaded del 11%-12%, reducir la ratio de eficiencia por debajo del 45% e incrementar el pay-out, el porcentaje del beneficio que destina a dividendos, hasta el 40% y el 50%.
Pero este miércoles, el Santander ha notificado que, en 2021 -además de ganar 8.124 millones de euros-, la ratio de eficiencia bajó hasta el 46,2% y la rentabilidad sobre el capital tangible (RoTE) alcanzó el 11,96%, lo que le acerca bastante al objetivo fijado, por ello, se ha propuesto cerrar este 2022 con una ratio de eficiencia de aproximadamente el 45%, un RoTE por encima del 13% y retribuir a los accionistas con el 40% del beneficio ordinario.
Aunque a largo plazo, el banco aspira a aumentar la remuneración total al accionista hasta el 50% a través de la recompra de acciones y un dividendo en efectivo cada vez mayor. «Este 2022 llegaremos a todos estos objetivos y nos permitirá dar retornos crecientes a los accionistas» aseguraba la presidenta del Santander.
Lo que si compartirán el antiguo y el nuevo pan estratégico es la inversión en tecnología. Botín afirmaba que el Santander del mañana será «una plataforma global abierta de servicios financieros, con cada vez más clientes y más fidelizados«. Ya que hasta la fecha se ha demostrado que su modelo de negocio «crece con bases muy sólidas».
Y esto se debe a la diversificación, la escala y la inversión en tecnología. «Una vez más se ha demostrado que diversificar funciona», añadía, en Sudamérica han conseguido alzarse como el banco más rentable entre todos los competidores y este ya es el mercado que más beneficios aporta al grupo.
En cuanto a la escala, defendía su apuesta por construir plataformas globales, que eliminen duplicidades en el modelo operativo, plataforma y arquitectura, aprovechando las capacidades a nivel regional para optimizar gastos y aumentar la rentabilidad y la colaboración entre ambos países y con el grupo.
Gracias a ello, ya han incorporado 5 millones de clientes en el último año y 30 millones desde 2015. En adelante, aumentarán la conectividad dentro del grupo para que se puedan compartir costes y estos costes sean más bajos. Y a su vez seguirán invirtiendo en tecnología.
«A veces nos preguntan dónde se ve el retorno. Pues bien, en los últimos dos años hemos conseguido que el 76% de las transacciones de todo el grupo sean digitales, 20 pb más. Y esto no hubiera sido posible sin estas inversiones, si no hubiéramos construido plataformas conjuntas», concluía.