Sandra y Marta Ortega: las vidas opuestas de las herederas de Inditex
La separación de la benjamina de Amancio Ortega marca un abismo frente a su hermanastra, que acaba de dejar atrás el distanciamiento con su padre
Catorce años les separan, pero esa diferencia de edad no es nada comparada con el abismo que hay entre sus vidas. Sandra Ortega Mera y Marta Ortega Pérez tienen en común poco más que el apellido paterno y un futuro que está indisolublemente ligado a Inditex.
Junto a Marcos, hermano de la primera, con una discapacidad, son las herederas de Amancio Ortega, que controla algo más de un 59% de la primera multinacional textil española. Hasta aquí lo que les une, porque sus trayectorias vitales marcan caminos diametralmente opuestos.
Si para algo ha servido este arranque de 2015 en el universo Inditex es para testar una vez más el alcance mediático de Marta Ortega, la benjamina, que con su separación del jinete Sergio Álvarez ha vuelto ocupar crónicas sociales que tan poco le gustan a su padre, resignado al foco de los medios desde que se puso en marcha el centro hípico de Casas Novas, en agosto del 2000.
Con la afición de Marta por los caballos, Ortega rompió una tradición sagrada hasta entonces en el clan: la discreción, que incluso mantuvo hasta los años previos de la salida a bolsa del gigante textil, cuando apareció, gesto incómodo, su primera imagen pública en una nada sofisticada memoria de Inditex.
El silencio de Sandra
Y si algo ha cuidado Sandra con esmero es ese manto de silencio que envuelve a prácticamente toda la familia, con la consabida excepción de Marta. La hija de Ortega y Rosalía Mera, una perfecta desconocida para la opinión pública, se mantuvo en el total anonimato hasta el entierro de su madre, en el verano de 2013. Ni una fotografía pública.
Hoy es la mujer más rica de España, y controla algo más de un 5% de Inditex, lo que le convierte en su segundo accionista.
Como en su día Rosalía Mera, Sandra tendría un puesto en el consejo de administración del gigante con solo proponérselo, compartiendo decisiones con la segunda mujer de su padre, Flora Pérez Marcote, también consejera. Ni la segunda mujer de Ortega ni Marta se dejaron ver en el entierro de Rosalía Mera, lo que dice mucho de los lazos entre ambas familias.
Relaciones recompuestas
Que el primer y el segundo accionista de una gran empresa mantengan frías relaciones es de lo más habitual cuando se escarba en la intrahistoria del capitalismo patrio. Que esos accionistas sean a su vez dos de las tres grandes fortunas de este país resulta singular.
Y si además son padre e hija el asunto se envuelve de excepcionalidad. Porque Sandra y Amancio guardaban hasta ahora las formas en público, pero nada más, según coinciden en apuntar allegados y trabajadores del grupo.
Y todo ello desde hace muchos años, cuando la primogénita de Ortega cumplía los dieciocho. Fue en 1986 cuando sus padres se separaron, una circunstancia vital que hizo reinventarse a Rosalía, volver a empezar, pero que marcó de forma determinante la relación de Sandra con su padre. En los últimos meses, según apuntan allegados a la familia, Ortega y su hija han protagonizado un acercamiento.
La sucesión
Hoy el marido de Sandra, Pablo Gómez, de su misma edad, campechano en los gestos y en el vestir, trabaja en Inditex, en el departamento de Sistemas, prueba de cierta normalidad, pero son muchos los que otean el horizonte, con la transición en la cúpula ya resuelta tras el nombramiento de Pablo Isla como presidente, y ven un desvelo para trazar el futuro de la propiedad de Inditex sin Amancio.
En ello está José Arnau, uno de los hombres confianza de Ortega que pilota Pontegadea, el brazo inversor del grupo, y su íntimo Francisco Manuel Ordóñez Armán, notario de cabecera.
A buen seguro, en sus largas caminatas por el paseo marítimo coruñés, el encaje de la herencia de Ortega entre sus hijos y las vueltas al protocolo de sucesión habrán ocupado kilómetros de conversación. Sandra y Marta, tan distintas, son junto a Marcos, las herederas de Inditex, pero está por ver si algún día serán las sucesoras en el timón de la multinacional textil.