Rusos y españoles: negocios en un club privado
El empresario alemán Marc Ambrock anima a las empresas a internacionalizarse
Marc Ambrock es un empresario alemán que ha conocido muy de cerca los viejos valores que han hecho grande a la industria alemana. Su empresa familiar, el grupo Ambrock, ha cumplido 125 años. Pero Ambrock dirige otros proyectos, como Adminex, que fundó para ayudar a la internacionalización de empresas.
Es su pasión. Vive en Barcelona desde hace 20 años, aunque viaja constantemente. Su mujer es catalana, y esa fusión es fundamental para Ambrock. “Ningún alemán tocaría el brazo a su interlocutor, marcaría distancias”, asegura, tras hacer lo propio con este cronista.
Y esa extroversión, que es también la muestra de una seguridad por su trabajo y por todo en lo que cree, le ha llevado a otro proyecto en el que se dedica en cuerpo y alma. Ambrock ha revitalizado el club privado Gild International, que se puso en marcha en 2007 en el eixample de Barcelona, pero que ha cobrado todo su vigor en los últimos dos años.
La persistencia alemana
En ese club se hacen negocios. Un restaurante de altura mima a sus comensales, y la existencia de múltiples salas, de distinto tamaño, ofrecen una sensación acogedora que los empresarios agradecen, muy distinta de un gran hotel o de las oficinas de las instituciones políticas o empresariales.
En un palacete, en el coqueto y empedrado pasaje Permanyer, rusos y españoles han intercambiado impresiones esta semana, dedicada a Rusia, con el impulso de Ambrock.
“Los alemanes ya están en Rusia desde hace años, y, aunque han tenido muchos fracasos, son persistentes, que es la mejor característica que puede tener un empresario que quiera internacionalizarse”, asegura Ambrock.
Sin concursos públicos
En el Club Gild se han ofrecido mensajes esta semana que chocan con el mundo altamente competitivo y profesional de los negocios. En Rusia «no hay concursos públicos», así que lo más importante es que “te conozcan, que establezcas una conexión personal”, que un empresario pueda entrar en determinados círculos donde se toman decisiones. Y eso exige tiempo, y viajes constantes, incide Ambrock.
Ahora Rusia aparece como un mercado enorme, “porque es un continente entero, con una incipiente clase media”, apunta el empresario alemán.
Mayores exportaciones
En las jornadas de la Semana Rusa, ha participado la directora de proyectos de Invest in Spain, Mercedes Pizarro, que se refirió al pecado ruso de descuidar muchos ámbitos de la economía, salvo el energético, el verdadero maná ruso. Por ello, muchas empresas catalanas como Gas Natural o Ficosa ya están presentes en Rusia.
Con la firma de convenios entre Rusia y España se ha facilitado un comercio que ha provocado que la exportación a Rusia haya crecido un 47% en los últimos dos años. El volumen de negocio ha pasado de 1.994 millones de euros en 2010 a 3.000 millones en 2012, según los datos del Ministerio de Economía.
Turistas rusos
¿Y a los rusos qué les interesa? Por ahora el turismo. El touroperador Natalie Tours trae cada año a Catalunya cerca de medio millón de turistas rusos, una de las fuentes de riqueza más importantes en estos momentos de grave crisis económica.
Esos turistas, sin embargo, pueden ser clientes de otros sectores, porque también buscan oportunidades de negocio en Catalunya y España, como apunta Ambrock.
El empuje del Mobile Congress
Este empresario alemán, enamorado del Empordà, insiste en las relaciones personales como el factor más decisivo para hacer negocios. En Gild ya ha vivido experiencias asombrosas, a raíz del Mobile World Congress. Una compañía china sondeó la compra de Telefónica. Y otras, también chinas, se desvivían por poder contar con alguna sala en el Palacete del pasaje Permanyer para cerrar alguna operación.
Y es que los clubs privados, que siempre han existido, cobran ahora mayor sentido, con las administraciones en una situación agónica, y con pocas ideas para incentivar la economía.